María Fernanda Salmón encarna una figura de notable versatilidad, donde la imponente estatura y agilidad que exhibe en la cancha se fusionan con la elegancia que proyecta en la pasarela. Designada como embajadora de una reconocida publicación para el año 2025, su perfil trasciende la mera belleza, revelando a una deportista consumada que, desde los once años, ha representado con distinción al baloncesto cruceño. Su trayectoria es un testimonio elocuente de cómo la disciplina, la pasión y una dedicación inquebrantable son los pilares para alcanzar cada meta propuesta.
Su incursión en el baloncesto se inició durante sus vacaciones escolares, una época en la que sus padres solían animarla a practicar diversas disciplinas deportivas. Desde el primer contacto con el balón, sintió una conexión inmediata, como si hubiera encontrado su verdadero espacio. Durante sus años formativos en el colegio Cristo Rey, sus atributos físicos, como la altura, junto con una notoria coordinación y una aguda visión de juego, la distinguieron rápidamente, facilitando su incorporación al Club ORCA, una de las instituciones deportivas más prestigiosas de Santa Cruz.
A través de un riguroso régimen de entrenamientos que abarcaba sus compromisos escolares, de club y con la selección cruceña, asimiló lecciones fundamentales que a muchos les toma años comprender: la disciplina, la responsabilidad y el valor del trabajo en equipo. Más allá de la mera persecución del balón, el baloncesto, según su experiencia, forja habilidades estratégicas, defensivas y de precisión, inculcando una profunda pasión. Cada triunfo, subraya, es el resultado innegable del esfuerzo colectivo.
Su compromiso le abrió las puertas a competiciones significativas, incluyendo campeonatos departamentales, la Copa UPSA y los Juegos Plurinacionales. Además, tuvo la oportunidad de viajar a Chile y Argentina, vivencias que no solo enriquecieron su perspectiva, sino que también avivaron en ella un incesante deseo de superación personal y deportiva.
Salmón reconoce el innato talento deportivo presente en su región, pero también es consciente de las limitaciones estructurales que enfrentan los jóvenes atletas. Observar la infraestructura y el seguimiento integral que disfrutan otros equipos la impulsó a superarse y a apreciar los recursos disponibles en su propio país, al tiempo que resalta la imperiosa necesidad de un mayor apoyo y una estructura más sólida para el pleno desarrollo de los deportistas bolivianos.
A pesar de su exigente calendario deportivo, María Fernanda encontró un espacio para cultivar otra de sus pasiones: el modelaje. Su primer acercamiento a este universo ocurrió en 2017, cuando fue coronada reina de la Feria Ganadera de San José de Chiquitos. Jamás imaginó que su trayectoria deportiva la conduciría a las pasarelas, pero la férrea disciplina adquirida en el campo de juego resultó ser una aliada invaluable en este nuevo ámbito.
Posteriormente, obtuvo títulos como Miss San José y Miss EMI, representando a su universidad, hasta llegar a su actual rol como embajadora de una importante publicación. En esta posición, fusiona la misma disciplina que aplica en el deporte con la dedicación que demanda el modelaje. La calidez del público, según su testimonio, genera una emoción inefable, confirmando que la organización y la perseverancia son claves para materializar cualquier aspiración.
Los trofeos y medallas que adornan su hogar no son solo galardones, sino recordatorios tangibles de cada esfuerzo, sacrificio y logro alcanzado. Esta sensación de éxito compartido entre el deporte y el modelaje la impulsa a seguir creciendo en ambas esferas, demostrando que la constancia es una llave maestra que abre puertas y oportunidades en diversos campos de la vida.
Además, la disciplina forjada en el baloncesto le ha permitido mantener un cuidado riguroso de su físico y su salud mental, aspectos fundamentales para desenvolverse en el modelaje sin perder el equilibrio. Para ella, la esencia no reside únicamente en la apariencia, sino en la salud, la preparación meticulosa y la autoconfianza en lo que uno emprende, evocando cada entrenamiento que la ha moldeado hasta convertirse en la mujer que es hoy.
A lo largo de su carrera, la joven basquetbolista ha enfrentado situaciones que han puesto a prueba no solo su resistencia física, sino también su inquebrantable determinación. Durante un encuentro con la selección cruceña en Tarija, sufrió una fisura en la muñeca. A pesar de

