El excandidato presidencial Jaime Dunn ha propuesto firmemente que el narcotráfico en Bolivia sea designado como terrorismo de Estado, argumentando que esta medida es crucial para lograr resultados rápidos y definitivos. Durante su campaña presidencial, ya había articulado que el narcotráfico constituye una forma de terrorismo de Estado, debido a su capacidad para socavar la República desde sus cimientos.
Según su análisis, la actividad del narcotráfico en el país ha trascendido la categoría de delito común para consolidarse como una estructura de poder con ramificaciones políticas, económicas y paramilitares. Esta red es capaz de infiltrar el sistema judicial, corromper las fuerzas del orden y permear la totalidad del espectro político. Por ello, Dunn sostiene que, sin una declaración inmediata del narcotráfico como actividad terrorista, la consecución de una victoria completa, expedita y contundente se presenta como inviable.
Con la inminente toma de posesión de Rodrigo Paz como presidente de Bolivia el 8 de noviembre, Dunn ha expresado su preocupación, advirtiendo que una estrategia antinarcóticos que se restrinja a la vigilancia del tráfico aéreo, a la firma de acuerdos burocráticos y a la colaboración exclusiva con la Agencia Antidrogas de EE. UU. (DEA) resultaría inadecuada.
En este contexto, Dunn enfatizó que, si bien la DEA desempeña un papel crucial, es igualmente vital la participación de entidades como la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), Interpol y los servicios de inteligencia de las naciones vecinas. Subrayó la importancia de no percibir a Estados Unidos como un adversario, sino de reconocer a la DEA como un socio indispensable en esta contienda. Aunque valoró positivamente los avances del presidente electo en la relación con la DEA, enfatizó la necesidad de que el enfoque sea estrictamente orientado a la obtención de resultados tangibles. Finalmente, argumentó que la designación del narcotráfico como terrorismo facilitaría un incremento sustancial en la asistencia internacional

