La exportación de gas hacia Brasil podría marcar un hito en el desarrollo económico de la ciudad de Bermejo, en el sur de Bolivia.
La ciudad de Bermejo, en Bolivia, se encuentra en vísperas de un importante cambio económico gracias a la exportación de gas hacia Brasil. Con la construcción del gasoducto en sus etapas finales, se espera que esta nueva conexión no solo genere ingresos significativos, sino que también transforme la dinámica energética de la región.
La ciudad de Bermejo, ubicada en el sur de Bolivia, está a punto de experimentar un cambio significativo en su economía gracias a la inminente exportación de gas hacia Brasil. Así lo ha confirmado Tito Gareca, asambleísta departamental, quien ha destacado que la construcción del gasoducto que conectará esta región con el mercado brasileño está en sus etapas finales, con una proyección de finalización en los próximos tres meses. Esta obra de infraestructura no solo representa una oportunidad de desarrollo económico, sino que también podría reconfigurar la dinámica energética de la zona, permitiendo a Bermejo convertirse en un jugador clave en el sector energético regional.

Durante una inspección realizada el pasado viernes, Gareca expresó su optimismo sobre el futuro de Bermejo, sugiriendo que la exportación de gas podría marcar el inicio de “mejores días” para la comunidad. La inminente conexión con Brasil abre las puertas a la posibilidad de generar ingresos significativos que podrían ser reinvertidos en el desarrollo local, desde infraestructura básica hasta servicios públicos, mejorando así la calidad de vida de sus habitantes. La expectativa es alta, puesto que el gas natural es un recurso valioso que no solo podría satisfacer la demanda interna, sino también contribuir al crecimiento económico al establecer Bermejo como un punto estratégico en el comercio energético entre naciones.

Sin embargo, a pesar de las perspectivas optimistas que trae consigo la exportación del gas, Gareca también ha expresado su preocupación por la falta de atención a la Ley del 45%. Esta normativa, que establece que un porcentaje de los ingresos generados por la explotación de recursos naturales debe ser destinado a las comunidades locales, aún no ha sido discutida en la Asamblea Legislativa. Desde la perspectiva del asambleísta, esto representa un obstáculo significativo que podría privar a Bermejo de los recursos económicos que legítimamente le corresponden, en un contexto donde se espera que la actividad económica aumente considerablemente.

La inquietud de Gareca refleja un sentimiento más amplio entre la población de Bermejo, que ha sido históricamente considerada como “migajeros” en términos de distribución de recursos. A medida que la comunidad se prepara para beneficiarse de la exportación de gas, la falta de acción legislativa sobre la Ley del 45% genera un clima de incertidumbre. La comunidad está organizándose para presionar a la Asamblea, buscando no solo el reconocimiento de sus derechos, sino también la garantía de que recibirán una parte justa de los ingresos generados por los recursos que se extraen de su tierra.

Consciente de que la situación es delicada, Gareca afirma que la presión debe continuar. La voz de la comunidad se está haciendo oír y se prevé que se intensifique en las próximas semanas a medida que se acerque la fecha de inauguración del gasoducto. La posibilidad de una movilización organizada por parte de las instituciones locales podría cambiar el rumbo de las negociaciones en la Asamblea, aumentando la presión sobre los legisladores para que se tomen en serio las demandas de Bermejo.

Así, mientras la región se prepara para un nuevo capítulo en su historia económica, el éxito de la exportación de gas a Brasil no solo dependerá de la infraestructura disponible, sino también de la capacidad de la comunidad para hacerse escuchar y reclamar lo que les corresponde. La próxima fase de este proceso será crucial no solo para la economía local, sino también para la definición de las relaciones entre los recursos naturales, la política y el desarrollo en Bolivia.
La ciudad de Bermejo, ubicada en el sur de Bolivia, está a punto de experimentar un cambio significativo en su economía gracias a la inminente exportación de gas hacia Brasil. Así lo ha confirmado Tito Gareca, asambleísta departamental, quien ha destacado que la construcción del gasoducto que conectará esta región con el mercado brasileño está en sus etapas finales, con una proyección de finalización en los próximos tres meses. Esta obra de infraestructura no solo representa una oportunidad de desarrollo económico, sino que también podría reconfigurar la dinámica energética de la zona, permitiendo a Bermejo convertirse en un jugador clave en el sector energético regional.

Durante una inspección realizada el pasado viernes, Gareca expresó su optimismo sobre el futuro de Bermejo, sugiriendo que la exportación de gas podría marcar el inicio de “mejores días” para la comunidad. La inminente conexión con Brasil abre las puertas a la posibilidad de generar ingresos significativos que podrían ser reinvertidos en el desarrollo local, desde infraestructura básica hasta servicios públicos, mejorando así la calidad de vida de sus habitantes. La expectativa es alta, puesto que el gas natural es un recurso valioso que no solo podría satisfacer la demanda interna, sino también contribuir al crecimiento económico al establecer Bermejo como un punto estratégico en el comercio energético entre naciones.

Sin embargo, a pesar de las perspectivas optimistas que trae consigo la exportación del gas, Gareca también ha expresado su preocupación por la falta de atención a la Ley del 45%. Esta normativa, que establece que un porcentaje de los ingresos generados por la explotación de recursos naturales debe ser destinado a las comunidades locales, aún no ha sido discutida en la Asamblea Legislativa. Desde la perspectiva del asambleísta, esto representa un obstáculo significativo que podría privar a Bermejo de los recursos económicos que legítimamente le corresponden, en un contexto donde se espera que la actividad económica aumente considerablemente.

La inquietud de Gareca refleja un sentimiento más amplio entre la población de Bermejo, que ha sido históricamente considerada como “migajeros” en términos de distribución de recursos. A medida que la comunidad se prepara para beneficiarse de la exportación de gas, la falta de acción legislativa sobre la Ley del 45% genera un clima de incertidumbre. La comunidad está organizándose para presionar a la Asamblea, buscando no solo el reconocimiento de sus derechos, sino también la garantía de que recibirán una parte justa de los ingresos generados por los recursos que se extraen de su tierra.

Consciente de que la situación es delicada, Gareca afirma que la presión debe continuar. La voz de la comunidad se está haciendo oír y se prevé que se intensifique en las próximas semanas a medida que se acerque la fecha de inauguración del gasoducto. La posibilidad de una movilización organizada por parte de las instituciones locales podría cambiar el rumbo de las negociaciones en la Asamblea, aumentando la presión sobre los legisladores para que se tomen en serio las demandas de Bermejo.

Así, mientras la región se prepara para un nuevo capítulo en su historia económica, el éxito de la exportación de gas a Brasil no solo dependerá de la infraestructura disponible, sino también de la capacidad de la comunidad para hacerse escuchar y reclamar lo que les corresponde. La próxima fase de este proceso será crucial no solo para la economía local, sino también para la definición de las relaciones entre los recursos naturales, la política y el desarrollo en Bolivia.

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