Un año ha transcurrido desde que el 7 de octubre de 2023 se desatara un conflicto armado en Gaza, marcado por la invasión de milicianos de Hamás a territorio israelí. Este ataque resultó en la muerte de aproximadamente 1,200 personas y el secuestro de unos 250 rehenes. En respuesta, Israel lanzó una operación militar que rápidamente escaló a una guerra total, causando la muerte de más de 41,000 personas en la Franja de Gaza y dejando a un 90% de su población desplazada, según informes de la ONU.
La guerra ha tenido un impacto que va más allá de las fronteras de Gaza, reavivando tensiones históricas entre Israel y la milicia libanesa Hezbolá, lo que ha abierto un nuevo frente en Líbano. Las condiciones de vida en Gaza han empeorado drásticamente, con la mayoría de la población viviendo en situaciones deplorables, rodeados de desechos y con escaso acceso a ayuda humanitaria debido al bloqueo israelí.
A medida que el conflicto se prolonga, surgen preguntas sobre las razones detrás de su duración. El ataque de Hamás fue uno de los más devastadores en la historia de Israel, lo que llevó al primer ministro Benjamín Netanyahu a prometer una victoria total sobre el grupo islamista. Sin embargo, analistas militares han señalado que este objetivo es poco realista. Hamás, que ha gobernado Gaza desde 2006, no solo es un grupo armado, sino que también representa un movimiento político con una base de apoyo significativa entre los palestinos.
A pesar de la devastación en Gaza, la organización no ha sido eliminada. Su estructura, que incluye una red de túneles, ha permitido que sus milicianos continúen operando y resistiendo los ataques israelíes. La situación se complica aún más por el hecho de que muchos de los rehenes capturados se encuentran escondidos en estos túneles, lo que limita las opciones del ejército israelí para llevar a cabo operaciones efectivas.
La política interna en Israel también ha influido en la conducción de la guerra. El actual gobierno, compuesto por una coalición de partidos de extrema derecha, ha mostrado una falta de disposición para considerar un alto el fuego, priorizando sus objetivos políticos sobre la posibilidad de un acuerdo que incluya la liberación de los rehenes. Esto ha generado críticas, incluso dentro del propio gobierno, sobre la falta de un plan claro para poner fin al conflicto.
La disparidad de fuerzas entre Israel y Hamás es evidente, con Israel poseyendo uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Sin embargo, Hamás ha logrado resistir, utilizando tácticas de guerrilla y aprovechando su preparación previa para el conflicto. La guerra ha causado una devastación sin precedentes, y la pérdida de vidas ha sido abrumadora, afectando desproporcionadamente a civiles, incluidos mujeres y niños.
A medida que el conflicto se prolonga, también se han intensificado las críticas hacia Hamás por parte de la población de Gaza, que comienza a cuestionar el liderazgo de la organización. Encuestas recientes indican que un número creciente de gazatíes considera que el ataque del 7 de octubre fue un error y desaprueba la gestión de Hamás durante la guerra.
La Autoridad Nacional Palestina, por su parte, enfrenta un debilitamiento significativo, con una creciente falta de apoyo entre la población palestina. La falta de elecciones y la percepción de corrupción han minado su legitimidad, lo que plantea interrogantes sobre su capacidad para asumir el control de Gaza una vez finalizado el conflicto.
En el contexto geopolítico actual, las reacciones de los países árabes y de Estados Unidos han sido moderadas. A pesar de la normalización de relaciones diplomáticas entre varios estados árabes e Israel, la respuesta a la crisis en Gaza ha sido menos contundente que en conflictos anteriores. Los analistas sugieren que la presión internacional para poner fin a la guerra recae principalmente en el gobierno israelí y en la administración estadounidense, que ha mostrado reticencia a ejercer una presión decisiva sobre Netanyahu.
Con el conflicto aún en curso, la situación en Gaza se presenta como un desafío humanitario y político sin precedentes, dejando a millones de personas en un estado de incertidumbre y sufrimiento