El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha planteado recientemente la eventualidad de reubicar partidos del Mundial de fútbol si las ciudades anfitriontes no cumplen con los estándares de seguridad que él considera adecuados. Esta misma posibilidad, según sus declaraciones, podría extenderse a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028.
El exmandatario comunicó que, si percibiera un desempeño deficiente o condiciones inseguras, contactaría al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, para sugerir un cambio de sede. De manera análoga, manifestó que si considerara que Los Ángeles no estuviera suficientemente preparada para los Juegos Olímpicos, propondría trasladar el evento a otra ubicación.
Aunque el expresidente carece de la potestad ejecutiva directa para alterar las sedes o los calendarios de los partidos del Mundial, su estrecha relación con Infantino, quien sí posee dicha autoridad, le confiere una capacidad de influencia considerable.
Las observaciones más recientes del expresidente se enfocaron particularmente en Boston, una ciudad cuya alcaldesa, Michelle Wu, es demócrata. Esta urbe ha sido objeto de escrutinio por parte de la anterior administración, que la considera un obstáculo para sus políticas migratorias. El Gillette Stadium de Foxborough, municipio colindante con Boston, está programado para albergar siete encuentros del Mundial, que se celebrará entre el 11 de junio y el 19 de julio del próximo año.
Estas advertencias se alinean con las emitidas en septiembre, cuando el expresidente ya había señalado a otras ciudades bajo administración demócrata, como Seattle o San Francisco, advirtiéndoles sobre la posible retirada de partidos del Mundial 2026 si las consideraba inseguras. En aquella ocasión, también se refirió a la posibilidad de adoptar medidas similares para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028.
Estados Unidos, que coorganiza el Mundial 2026 junto con México y Canadá, cuenta con once ciudades designadas como sedes, la mayoría de las cuales, incluyendo Los Ángeles, Nueva York, Atlanta, Houston, Boston y Filadelfia, están gobernadas por alcaldes demócratas
