Una creciente inquietud se ha manifestado en el ámbito de las organizaciones vecinales de Tarija ante la notable disparidad en los precios de los productos esenciales. Mientras en otras regiones del país, particularmente en el eje central, se observa una considerable reducción en el costo de diversos artículos de la canasta familiar, en Tarija esta tendencia no se refleja.

Por el contrario, en la capital chapaca se ha evidenciado un incremento sostenido o el mantenimiento de precios elevados en bienes de primera necesidad, medicamentos y productos de limpieza, sin que se perciba una disminución comparable a la reportada en otras ciudades.

Un ejemplo claro de esta situación es el precio del kilogramo de pollo. Recientes reportes indican que en la ciudad de La Paz, este producto se comercializa por un valor cercano a los 18 bolivianos, mientras que en Tarija su costo fluctúa entre los 23 y 24 bolivianos.

Esta marcada diferencia en los precios sugiere la posibilidad de especulación o de prácticas que benefician a ciertos intermediarios en el mercado local. A pesar de los operativos de control que diversas instituciones llevan a cabo en los centros de abasto, la efectividad de estas acciones no se ha traducido en un beneficio perceptible para la economía de los ciudadanos.

Adicionalmente, se ha señalado que muchos productos o insumos de importación experimentaron un alza en sus precios debido a la cotización del dólar paralelo. Sin embargo, en la actualidad, se observa una reducción en el valor de la divisa estadounidense, con una tendencia a seguir bajando. Lógicamente, esta disminución debería repercutir en una rebaja sustancial de los precios finales al consumidor, pero tal efecto no se ha visto reflejado en el mercado local

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