Una profunda transformación demográfica se perfila en la región, marcando un punto de inflexión en sus patrones poblacionales. Por primera vez en décadas, el territorio experimenta un balance migratorio interno negativo, revirtiendo su histórica capacidad de atraer a ciudadanos de otras partes del país. Este cambio plantea un desafío significativo para la retención de su fuerza laboral, ya que un considerable porcentaje de la población en edad productiva opta por buscar oportunidades en otros departamentos. En contraste, la región consolida su atractivo como destino para la migración internacional, particularmente para ciudadanos argentinos.

La inversión en los flujos migratorios internos es notable. Históricamente, la región fue un polo de atracción dentro de Bolivia, registrando saldos migratorios positivos durante periodos intercensales anteriores, como entre 1996-2001 y 2007-2012, cuando se observó un incremento neto de cuatro individuos por cada mil habitantes debido a la migración interna. Sin embargo, la evaluación poblacional más reciente, que abarca el periodo 2019-2024, revela una tasa de migración neta de -2.35 por cada mil habitantes. Esto se traduce en una pérdida neta de 5,726 personas, con 20,712 individuos llegando desde otros departamentos, mientras que 26,438 se trasladaron a otras regiones del país.

El análisis de quienes se marchan subraya una preocupación para el desarrollo económico local: la emigración reciente se concentra mayoritariamente en la población económicamente activa. Los grupos de edad entre 18 y 29 años, con 10,452 emigrantes, y de 30 a 59 años, con 9,425 emigrantes, constituyen el 75% del total de salidas. Esta tendencia de jóvenes y adultos en edad de trabajar buscando horizontes fuera de la región plantea serios interrogantes sobre la vitalidad económica y el futuro productivo del territorio, a pesar de que la inmigración también es relevante en estos segmentos etarios, no logra compensar las pérdidas.

La dinámica del mercado laboral se ve igualmente reflejada en la movilidad cotidiana para trabajar. Un saldo negativo de 996 personas indica que diariamente, un mayor número de individuos se desplaza fuera de la región para trabajar en otros municipios o departamentos, en comparación con aquellos que ingresan para emplearse localmente. Esta relación de saldo de movilidad, que se sitúa en -0.42%, confirma una ligera pero constante pérdida neta diaria de fuerza laboral, alineándose con la tendencia general de expulsión de población activa.

En un marcado contraste con la migración interna, la inmigración internacional exhibe un crecimiento sostenido. El número de residentes nacidos en el extranjero ha aumentado significativamente, pasando de 8,294 en 2001 a 11,103 en la actualidad, lo que representa un incremento del 34%. La composición por nacionalidad es predominantemente argentina, con un 75.2% de todos los inmigrantes internacionales (8,351 personas) provenientes de ese país. Otras nacionalidades, aunque en menor medida, también contribuyen a este flujo, destacando un 12.5% de Otros países y un 5.5% de México. Este fenómeno se atribuye a factores como la proximidad geográfica, la integración fronteriza y la búsqueda de oportunidades en un complejo panorama económico regional.

La estructura etaria de los inmigrantes internacionales también presenta particularidades. Aunque hay una proporción considerable de adultos jóvenes y en edad laboral plena, es notable que el 44.7% de estos nuevos residentes sean niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años. Este dato sugiere un patrón de migración familiar, indicando proyectos de vida a largo plazo y una integración más profunda en el tejido social de la región

administrator

Related Articles

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recibe noticias en WhatsApp