El plan de subvenciones del Gobierno boliviano para mantener el precio del pan genera controversia en distintas regiones del país.

El Gobierno de Bolivia ha destinado más de Bs 1.200 millones este año para subvencionar la harina, el trigo y otros insumos con el objetivo de mantener el precio del pan asequible. Sin embargo, la exclusión de algunos departamentos y la resistencia de panaderos a aceptar la harina subvencionada plantean desafíos para esta política.

El Gobierno de Bolivia ha previsto destinar más de Bs 1.200 millones este año para la compra de harina, la subvención al trigo y la implementación de políticas destinadas a mantener el precio del pan a 0,50 bolivianos. Franklin Flores, gerente de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), reveló que además de la harina, Emapa proporciona a los panaderos otros productos subvencionados como azúcar, manteca y levadura.

Sin embargo, este plan de subvenciones beneficia únicamente a seis de los nueve departamentos del país, excluyendo a Santa Cruz, Tarija y Pando. La entrega de harina subvencionada se centra principalmente en La Paz y El Alto, que recibieron conjuntamente 1,7 millones de sacos de harina en 2024. En contraste, los panificadores de Santa Cruz rechazaron la subvención al preferir una harina importada de mejor calidad.

El Gobierno argumenta que el incremento en la subvención de productos como harina, azúcar, manteca y levadura es necesario para mantener el precio del pan de batalla. A pesar de las fluctuaciones en los precios de estos insumos, el Estado cubre la diferencia entre el costo de adquisición y el precio de venta a los panaderos. Según datos proporcionados por Flores, el Gobierno asume un importante costo para garantizar que el precio del pan no se incremente.

El presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, señaló que el volumen de harina subvencionada ha aumentado en un 130% en los últimos cinco años. Aunque reconoce la importancia de mantener la subvención para garantizar un pan asequible, advierte que el modelo actual podría volverse insostenible debido a los problemas financieros del país.

En medio de la controversia por el aumento del precio del pan en Santa Cruz y la postura de los panificadores de rechazar la harina subvencionada, el Gobierno boliviano se mantiene firme en su compromiso de mantener el precio del pan de batalla y asegurar la estabilidad de los precios de los productos básicos. A medida que el debate sobre la viabilidad a largo plazo de este plan de subvenciones continúa, los actores involucrados buscan equilibrar la necesidad de mantener precios accesibles con la realidad económica del país.

A pesar de las críticas y desafíos, el Gobierno boliviano se mantiene comprometido en mantener el precio del pan de batalla y asegurar la estabilidad de los precios de los productos básicos, mientras busca un equilibrio entre la necesidad de precios accesibles y la realidad económica del país.

 

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