La persistente inquietud rodea la condición del río Pilcomayo, fuente vital para numerosas comunidades y ecosistemas. Organizaciones indígenas han manifestado formalmente su preocupación ante las autoridades nacionales, buscando una respuesta y acciones concretas frente a indicios de contaminación y una notable disminución en la migración del sábalo durante los últimos años.
A pesar de las comunicaciones formales dirigidas a instancias gubernamentales competentes, persiste la falta de una respuesta oficial, generando consternación entre las poblaciones originarias que dependen directamente de los recursos hídricos del Pilcomayo. La situación será objeto de análisis y debate en el seno de las comunidades, quienes lamentan la inacción percibida por parte de las autoridades.
En el centro de la problemática se sitúan las denuncias reiteradas sobre el impacto de la actividad minera en la cuenca del río, particularmente en su cabecera, ubicada en el departamento de Potosí. Se ha señalado que incidentes previos, incluyendo rupturas de diques de contención de residuos mineros, han provocado el vertido de desechos contaminantes en afluentes que desembocan directamente en el Pilcomayo.
Recientemente, un nuevo episodio ha suscitado alarma: el desbordamiento de una piscina de lodos perteneciente a una empresa minera en la localidad de Esmoraca, municipio de Tupiza. Los residuos liberados en este incidente alcanzaron las aguas del río Esmoraca, tributario a su vez del río San Juan del Oro, el cual finalmente confluye en el río Pilcomayo, extendiendo así el potencial impacto contaminante a lo largo de la cuenca