La afluencia de consumidores argentinos hacia Bermejo ha experimentado una marcada disminución, con estimaciones que sugieren una reducción de hasta la mitad. Esta tendencia ha sido observada por los grupos comerciales locales y ha provocado que numerosos comerciantes del interior de Bolivia, quienes previamente habían establecido sus negocios en la zona, comiencen a retornar a sus lugares de origen.

La dinámica económica fronteriza de Bermejo se encuentra, una vez más, bajo la influencia de la volatilidad de la moneda argentina. En los últimos días, el peso argentino ha sufrido una drástica depreciación en relación con el boliviano, lo que ha frenado la actividad comercial y afectado a los empresarios que dependen en gran medida de la llegada masiva de compradores del país vecino.

Actualmente, mil pesos argentinos se cotizan a un valor de entre 7.5 y 8 bolivianos para la compra y venta, respectivamente. Esta cifra contrasta notablemente con los 14 o 15 bolivianos que se obtenían por la misma cantidad hace apenas unos meses. La abrupta devaluación del peso ha modificado sustancialmente los hábitos de consumo en esta región fronteriza, donde la economía informal y el comercio transfronterizo encuentran un terreno fértil, pero también vulnerable a las fluctuaciones cambiarias.

Representantes del sector comercial de Bermejo han reportado una caída visible en la actividad desde la semana anterior. Este declive se atribuye a una combinación de factores, que inicialmente incluían el cierre de puntos de cruce no oficiales y un aumento en los controles del lado argentino, a los que ahora se suma la significativa depreciación del peso frente al boliviano. Los comerciantes se han visto obligados a fijar sus precios predominantemente en bolivianos, dado que mil pesos argentinos pueden llegar a valer tan solo siete bolivianos, una disminución considerable respecto a las cotizaciones anteriores de diez o doce bolivianos. Como resultado, el flujo de compradores argentinos ha disminuido notablemente, reduciéndose entre un 40 y un 50 por ciento.

La reducción en las ventas durante la última semana de agosto llevó a que muchos comerciantes foráneos, atraídos meses atrás por el auge económico de Bermejo, decidieran no renovar sus alquileres y retirarse para evitar los gastos de septiembre. En contraste, los comerciantes locales de Bermejo persisten, aunque con ingresos considerablemente más bajos. Si bien hace unos meses Bermejo estaba saturado de vendedores, con ocupación incluso de áreas verdes y calles, el panorama actual es distinto: los pasillos comerciales lucen más despejados y la incertidumbre económica prevalece.

El impacto de esta situación trasciende el ámbito comercial, afectando también al transporte, los servicios y a los trabajadores que diariamente cruzan la frontera para ofrecer su mano de obra. La economía de Bermejo, intrínsecamente ligada a la interacción transfronteriza, resiente cada variación abrupta. La persistente debilidad del peso argentino frente al boliviano limita las posibilidades de compra de los consumidores del país vecino.

Un análisis económico de la región indica que este comportamiento cambiario es el resultado de medidas adoptadas en Argentina y del contexto económico boliviano. Se observó que, si bien el levantamiento de las restricciones cambiarias en Argentina en abril generó inicialmente un efecto favorable para su economía frente al boliviano, la situación actual se ha revertido debido a una mayor oferta de dólares en Bolivia. Este fenómeno podría incluso modificar los patrones del comercio informal, que en los últimos meses había favorecido a los argentinos que realizaban compras en la frontera, pero que ahora podría experimentar una inversión de tendencia.

En cuanto a las perspectivas futuras, se mantiene la cautela, señalando que la estabilidad del boliviano frente al peso argentino dependerá en gran medida del escenario político y económico posterior a las elecciones generales, tanto en Bolivia como en Argentina. Se subraya que Bolivia aún enfrenta problemas estructurales profundos, con las Reservas Internacionales Netas (RIN) en niveles preocupantes. Se recuerda que de los 15 mil millones de dólares en RIN que se registraban en 2014, el país actualmente no supera los 3 mil millones de dólares, alcanzando los 2.881 millones. A esto se suman desafíos como la escasez de combustibles, cuya disponibilidad en el país sigue siendo insuficiente.

Estos problemas de fondo, aún no superados, requerirán que el nuevo gobierno implemente medidas de política económica, busque financiamiento para asegurar la importación de combustible —que se paga en dólares— y gestione la aprobación de créditos internacionales en la Asamblea Legislativa Plurinacional, que, si bien proporcionan un alivio monetario al gobierno, son soluciones de carácter coyuntural.

Por otro lado, se ha observado una disminución del valor del dólar estadounidense en Bolivia desde las elecciones generales del 17 de agosto. Esta tendencia se atribuye en parte a una mejora en la balanza comercial durante los meses de junio y julio, que generó un superávit y, consecuentemente, un mayor ingreso de la divisa americana al país. Adicionalmente, las RIN han mostrado una recuperación, incrementándose en 900 millones de dólares para alcanzar los 2.881 millones, lo que repercute en una mayor provisión de dólares. La mayor certidumbre política, derivada de la perspectiva de una segunda vuelta electoral con candidatos de oposición, también ha contribuido a este escenario

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