A partir de este miércoles, el sector del autotransporte a nivel nacional ha iniciado una paralización indefinida de sus actividades. La medida se debe a la insatisfacción del gremio ante el incumplimiento de acuerdos previamente establecidos con el Ejecutivo.
Entre las principales problemáticas que motivan esta acción, destaca la persistente dificultad para acceder a combustibles. La prolongada espera en estaciones de servicio representa un obstáculo considerable para la operatividad del transporte, sector que depende directamente del suministro regular de diésel y gasolina para llevar a cabo sus labores cotidianas.
La falta de combustible no solo impide el desarrollo normal de sus actividades, sino que también genera un impacto económico negativo considerable. Los transportistas enfrentan compromisos financieros que demandan puntualidad, y las interrupciones en su trabajo se traducen en pérdidas económicas que afectan su capacidad para cumplir con estas obligaciones.
Otro factor de preocupación para el sector es el estado de la red vial. La condición deteriorada de las carreteras, lejos de mejorar, continúa agravándose, lo que no solo dificulta la circulación, sino que también incrementa el riesgo de accidentes con consecuencias lamentables