La actividad panificadora en Tarija se prepara para la temporada de Todos Santos con una notable intensificación en la adquisición de insumos esenciales. Los productores locales están incrementando significativamente sus compras de harina, un elemento clave para atender la demanda característica de esta época. Se estima que cada panificador está adquiriendo entre diez y doce quintales adicionales de harina, superando sus volúmenes habituales.

Esta harina, de origen argentino, se comercializa a un precio que oscila entre 320 y 360 bolivianos por quintal. Las importaciones mensuales, que usualmente se sitúan entre 15.000 y 20.000 quintales, experimentan un incremento sustancial en el período previo a Todos Santos, con la posibilidad de duplicar estas cantidades para satisfacer el pico de consumo. Este abastecimiento se ha logrado gracias a acuerdos directos establecidos con las molineras del país vecino, facilitando una gestión eficiente de la cadena de suministro.

Para asegurar la disponibilidad y calidad del producto, los panificadores cuentan con un centro de almacenamiento en Lajas. Esta infraestructura permite una distribución directa desde la molinera hasta el elaborador, garantizando no solo la frescura y el precio competitivo de la harina, sino también la uniformidad en el tamaño del pan final.

Durante Todos Santos, la demanda se centra principalmente en las masas dulces y saladas en sus diversas presentaciones. Además de abastecer la capital, panificadores de localidades como Lajas, San Lorenzo y La Victoria extienden su distribución a otros municipios e incluso a ciudades del interior del país, demostrando la amplitud de su cobertura.

Como parte de las celebraciones, se organizará una feria especial de Todos Santos en el mercado del barrio San Martín. En este evento, los panificadores ofrecerán una amplia variedad de sus productos, destacando la calidad y diversidad de sus elaboraciones para todos los visitantes.

En un ámbito más amplio, el sector panificador ha manifestado su interés en formalizar la importación de harina argentina con un arancel cero. Esta solicitud, que no obtuvo respuesta del gobierno anterior a pesar de reiterados planteamientos, se presentará nuevamente a las nuevas autoridades. La implementación de un arancel cero podría traducirse en una reducción considerable del precio de la harina, beneficiando directamente a la población consumidora

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