Palmeiras aseguró su lugar en la gran final de la Copa Libertadores tras una actuación dominante en casa, revirtiendo el marcador global frente a Liga de Quito. El conjunto paulista se impuso con una contundente victoria de cuatro goles a cero, lo que le permitió avanzar con un resultado agregado de cuatro a tres y marcar su octava aparición en la instancia decisiva del torneo continental, la tercera en apenas siete temporadas.

Desde el silbato inicial, el cuadro brasileño ejerció un control absoluto sobre el encuentro. La intensa presión ejercida por sus jugadores y el fervor de la afición en el Allianz Parque asfixiaron cualquier intento de reacción por parte del equipo ecuatoriano, dirigido por Gabriel Villamil, dejándolo sin opciones estratégicas a lo largo del desarrollo del juego.

La apertura del marcador se produjo a los veinte minutos de juego. Allan Andrade, desbordando por la banda derecha, elaboró una jugada individual antes de enviar un centro preciso que Ramón Sosa conectó con un cabezazo sutil dentro del área, enviando el esférico al fondo de la portería y encendiendo la esperanza de la remontada. Pese a los esfuerzos de Liga de Quito por responder con envíos largos, la zaga local, liderada por Gustavo Gómez, Bruno Fuchs y Murilo, se mostró impenetrable, neutralizando cada aproximación rival.

Justo antes del descanso, en el tiempo añadido de la primera mitad, Bruno Fuchs amplió la ventaja. Un cabezazo defensivo que no logró despejar el peligro dejó el balón a merced del defensor, quien, con oportunismo, remató para establecer el dos a cero en el minuto cuarenta y cinco más cinco.

La escuadra de Abel Ferreira mantuvo su intensidad en la segunda parte. A los sesenta y ocho minutos, aprovechando una línea defensiva adelantada del rival, un pase profundo encontró a Vitor Roque por el costado izquierdo. El atacante controló el balón, levantó la vista dentro del área y ejecutó un pase preciso que Raphael Veiga capitalizó con una definición certera, colocando el tres a cero y nivelando la eliminatoria. En ese punto, el conjunto de Tiago Nunes, visiblemente superado por la situación, se vio incapaz de ofrecer una reacción efectiva.

El momento decisivo llegó a los ochenta y tres minutos. Una internada por el flanco derecho de un jugador de Palmeiras culminó en una falta dentro del área, cometida por Carlos Gruezo. Raphael Veiga, con una calma notable, se encargó de ejecutar la pena máxima, anotando el cuarto gol y sellando la remontada en el marcador global, lo que desató la euforia en el estadio.

Con este resultado, el equipo de Liga de Quito, que cuenta con el boliviano Gabriel Villamil en sus filas, vio frustrado su anhelo de regresar a una final de la Copa Libertadores, una instancia que no alcanzaba desde su memorable triunfo en dos mil ocho frente a Fluminense. Para Palmeiras, esta clasificación significa un reencuentro en la final con Flamengo, reviviendo el emocionante duelo de dos mil veintiuno donde el conjunto verde se alzó con el trofeo tras imponerse por dos a uno.

El choque decisivo entre Flamengo y Palmeiras está programado para el veintinueve de noviembre en la ciudad de Lima. Este enfrentamiento representará la séptima ocasión en la historia del certamen en que dos clubes brasileños se miden por el título más codiciado del continente

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