El país ha entrado en una fase crítica de la temporada de precipitaciones, con intensas lluvias registradas en los últimos días que han provocado daños significativos en infraestructuras y zonas habitadas, afectando principalmente a las regiones de Santa Cruz, Cochabamba, Potosí y La Paz. Ante este panorama, el gobierno ha anunciado la activación de un plan nacional de respuesta inmediata para atender el creciente número de emergencias derivadas de las lluvias, deslizamientos y desbordes fluviales.

Las autoridades han señalado que la región de Santa Cruz ha experimentado el mayor volumen de precipitaciones. Si bien estas lluvias iniciales contribuyeron a la extinción completa de los incendios forestales, también generaron afectaciones severas, incluso en áreas urbanas de la capital. En Cochabamba, particularmente en la zona del trópico, la infraestructura vial ha sufrido importantes deterioros a causa del temporal.

Los informes oficiales detallan que La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Potosí son los departamentos más golpeados hasta la fecha. Actualmente, siete municipios y nueve comunidades han declarado estado de desastre o emergencia. Se contabilizan 155 familias afectadas y 63 damnificadas, sumando un total de 218, una cifra que podría incrementarse a medida que se reciben nuevos reportes de las zonas donde las lluvias persisten.

Lamentablemente, entre las consecuencias de estas condiciones climáticas se registró el fallecimiento de una niña de diez años el pasado 8 de octubre en la localidad de Arampampa, Potosí. La menor fue arrastrada por la corriente de un caudal mientras intentaba cruzarlo para regresar a su hogar después de sus clases. Su desaparición movilizó a la comunidad en una intensa búsqueda, y su cuerpo fue hallado un día después en el río Caine, en territorio cochabambino.

Las autoridades han reconocido que la intensidad de las lluvias ha superado las proyecciones iniciales. Un ejemplo de ello fue el evento del fin de semana en Santa Cruz, donde se esperaban precipitaciones moderadas, pero la realidad mostró un volumen mucho mayor. Se ha destacado la naturaleza impredecible de estos fenómenos, señalando que el agua que fluye desde el trópico de Cochabamba llega con gran fuerza a la región del Beni.

En cuanto a la situación en Tipuani, al norte de La Paz, se ha advertido sobre el riesgo latente que representa la intensa actividad minera en la zona, describiéndola como una bomba de tiempo. Se ha enfatizado la necesidad de una intervención coordinada de diversas entidades gubernamentales, incluyendo los ministerios de Minería y Medio Ambiente, así como la Autoridad Jurisdiccional Administrativa Minera.

El gobierno tiene previsto lanzar un Plan Nacional de Atención Inmediata este viernes en Santa Cruz, con un enfoque específico en los municipios más vulnerables ubicados en las cuencas de los ríos Grande, Piraí e Ichilo. Las unidades militares ya se encuentran desplegadas con el equipamiento necesario y en estrecha coordinación con las alcaldías locales, concentrando ahora los esfuerzos en la atención de las lluvias y las inundaciones.

Por su parte, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología mantiene una alerta por crecidas en varios ríos, incluyendo el Piraí, Parapetí y Grande, todos ellos en el departamento de Santa Cruz.

Adicionalmente a las lluvias, se han reportado daños por heladas y granizadas en Chuquisaca, La Paz, Potosí y Tarija. Estas condiciones han afectado a 3.243 familias en 59 comunidades, de las cuales 1.220 han resultado damnificadas. Ante la magnitud de los perjuicios, Tarija ha declarado desastre departamental, mientras que Potosí ha reportado una emergencia debido a los severos daños en la producción agrícola

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