Las comunidades rurales del municipio de San Lorenzo, en el departamento de Tarija, atraviesan un periodo de transformación demográfica caracterizado por la significativa emigración de sus habitantes. La escasez de oportunidades laborales y las persistentes dificultades económicas están impulsando a numerosas familias a buscar nuevas perspectivas de vida, principalmente en el extranjero, con Argentina emergiendo como un destino frecuente. Este éxodo poblacional ha generado diversas repercusiones, entre ellas, el cierre de varias instituciones educativas debido a la drástica disminución de estudiantes.
La búsqueda de sustento ha convertido la migración en una opción ineludible para muchos residentes de estas zonas campesinas. Aunque las condiciones en el país vecino no siempre son óptimas, la posibilidad de encontrar empleo se presenta como un factor determinante para soportar las adversidades. Es común que quienes cruzan la frontera se encuentren con una vasta comunidad de compatriotas ya establecidos.
Los registros del Instituto Nacional de Estadística (INE) entre 2019 y 2024 revelan que San Lorenzo experimentó la llegada de 2.288 inmigrantes, frente a 718 emigrantes, lo que a primera vista sugiere un saldo migratorio positivo para el municipio en su conjunto. Sin embargo, esta estadística global matiza un fenómeno más complejo: una considerable migración interna desde las áreas rurales hacia centros urbanos o hacia el exterior del país. En el mismo lapso, 542 personas se trasladaron a San Lorenzo desde otros departamentos, mientras que 266 optaron por emigrar a otras regiones dentro de Bolivia.
Una de las consecuencias más palpables de esta dinámica es el envejecimiento progresivo de la población en las comunidades rurales. Los jóvenes, al no encontrar posibilidades de desarrollo, se marchan, dejando atrás a las personas de mayor edad que, por diversas razones, permanecen en sus hogares. Si bien los hijos visitan ocasionalmente, su permanencia definitiva en las comunidades es cada vez menos frecuente, una tendencia que se alinea con los datos del Censo 2024.
El impacto en el ámbito educativo es particularmente desolador. Muchas escuelas, fruto de esfuerzo y dedicación comunitaria, hoy permanecen vacías. La ausencia de niños y jóvenes es notoria, reflejando la partida de las nuevas generaciones. Entre 2019 y 2024, se registró la emigración de 155 personas en el grupo etario de 5 a 17 años, evidenciando la magnitud de la disminución de la población en edad escolar

