Las fuerzas israelíes se apoderaron de un monte estratégico en Rafah, al sur de Gaza, controlando la frontera con Egipto. Residentes reportan disparos de drones contra cualquier movimiento. La situación es descrita como peligrosa, con bombardeos constantes y miles de palestinos huyendo a zonas declaradas seguras por Israel. Hospitales palestinos colapsan tras ataques, dejando decenas de muertos y heridos. Testigos denuncian bombardeos a campamentos de desplazados, con víctimas civiles, incluyendo niños. La intensificación de las operaciones israelíes sigue a un llamado de la Corte Internacional de Justicia para detenerlas.