La cifra de fallecidos a raíz de la reciente intervención policial de gran envergadura en la zona norte de Río de Janeiro se elevó a 134, según confirmaron las autoridades de la Defensoría Pública de la ciudad el pasado miércoles. La operación se llevó a cabo en los complejos de Penha y Alemão, áreas identificadas como bastiones operativos del Comando Vermelho, una de las principales organizaciones delictivas de Brasil.

Esta acción, de una magnitud sin precedentes, fue ejecutada por un contingente combinado de fuerzas estatales y federales. Dio inicio en la madrugada del martes y movilizó a más de 2.500 efectivos. El despliegue táctico incluyó el uso de helicópteros, vehículos blindados y unidades especializadas, con el propósito declarado de aprehender a cabecillas del Comando Vermelho y desarticular infraestructuras ligadas al tráfico de estupefacientes.

Informes oficiales detallan que entre las víctimas mortales se encuentran individuos armados pertenecientes al grupo criminal, quienes se enfrentaron a las fuerzas del orden durante los altercados registrados en diversas localidades de las favelas. Las agencias de seguridad también reportaron el aseguramiento de armamento de alto calibre, municiones y sustancias ilícitas, además de la detención de varios sospechosos implicados.

El ejecutivo estatal justificó la escala de la operación, argumentando su necesidad para restablecer el control territorial en zonas previamente dominadas por el crimen organizado. Con el número de decesos confirmado, esta intervención se posiciona como una de las más letales registradas en la historia reciente de Río de Janeiro.

Paralelamente, las oficinas de derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas manifestaron su profunda consternación ante la envergadura del operativo policial y el consecuente saldo de vidas perdidas