El panorama del fútbol boliviano se ha visto revitalizado por la figura de Marcelo Straccia, el estratega argentino que ha orquestado una notable transformación en Guabirá. Con un impresionante registro de diez victorias en once encuentros al mando del equipo azucarero, Straccia ha consolidado su posición como uno de los directores técnicos más influyentes del momento. Su llegada al club montereño marcó un punto de inflexión, llevando a la institución de una situación de preocupación a una de optimismo y ambición.
La trayectoria de Straccia no es ajena a la exigencia del fútbol de élite. Su experiencia incluye un período de siete años junto a Marcelo Bielsa, una etapa que describe como agotadora pero inmensamente formativa. En ese tiempo, desempeñó roles de *scouting* y análisis, viajando extensamente en una época donde la tecnología actual era inexistente. De Bielsa, Straccia subraya la importancia del trabajo incansable y el respeto hacia los futbolistas, principios que ahora aplica en su propia metodología. Con más de dos décadas de experiencia como entrenador y a sus 58 años, busca culminar su carrera de la mejor manera en Bolivia, enriquecido por su paso junto a figuras como Julio Zamora.
El arribo a Guabirá se dio en un contexto desafiante. El equipo había logrado apenas una victoria en diez partidos, con un balance de cuatro empates y cinco derrotas. La directiva, sumida en la incertidumbre, buscaba estabilidad y un retorno a la fortaleza competitiva. Si bien no se anticipaba el éxito inmediato, la meta era alcanzar los puestos de privilegio. Actualmente, Guabirá se encuentra en la quinta posición y lidera su grupo en la Copa, una realidad que contrasta drásticamente con el punto de partida. Straccia atribuye este giro a la rápida asimilación de sus ideas por parte de los jugadores y a la modificación de ciertas dinámicas preexistentes.
A pesar de las cifras alentadoras, el entrenador mantiene la cautela, enfatizando que aún no se ha ganado nada y que la diferencia de puntos entre el quinto y el noveno lugar es mínima, lo que exige una estabilidad constante en los resultados. Su compromiso con Guabirá es firme, habiendo acordado una extensión contractual por dos años más, con una cláusula de rescisión que brinda flexibilidad a ambas partes. Esta continuidad se sella tras dos intentos fallidos previos de unirse al club, lo que subraya la persistencia del técnico y la confianza mutua finalmente establecida.
La relación con la directiva, encabezada por Rafael Paz, es descrita como profesional, aunque Straccia admite su carácter complicado, una cualidad que también atribuye al presidente. No obstante, destaca la seriedad del club, que proporciona todas las herramientas necesarias para el trabajo y mantiene a los jugadores al día con sus salarios, un factor crucial para exigir rendimiento.
En cuanto a la gestión del plantel, Straccia se distingue por su franqueza y su enfoque en el desarrollo de todos los jugadores, dedicando incluso más atención a aquellos que no son titulares. Su experiencia como futbolista durante 18 años le permite comprender las fluctuaciones en el rendimiento de los deportistas, y su método se basa en el respeto, la disciplina y la comunicación directa.
El estratega también ha reflexionado sobre la realidad del fútbol boliviano. Ha identificado en los jugadores locales una gran capacidad técnica, pero señala la necesidad de fortalecer el temperamento y la personalidad, superando la tendencia a la distracción y a sentirse inferiores ante rivales de mayor envergadura. Esta mentalidad, considera, es clave tanto a nivel de clubes como en la selección nacional, donde la fortaleza mental puede equiparar las diferencias físicas.
Respecto a la controversia del descenso con Libertad Gran Mamoré, Straccia lo considera una mancha en su currículum, aunque defiende su gestión de solo cuatro partidos, con un balance positivo de dos victorias, un empate y una derrota. De igual manera, su salida de Real Santa Cruz fue polémica, marcada por el incumplimiento de pagos, a pesar de haber mejorado significativamente la posición del equipo.
El director técnico no elude temas sensibles como las apuestas ilegales en el fútbol, confirmando su existencia y la tentación que representan para los jugadores. En este sentido, valora la integridad de la directiva de Guabirá, cuyo cumplimiento con los salarios minimiza los riesgos de que los futbolistas caigan en estas redes.
Sobre la reciente violencia en Montero tras un partido, lamenta los incidentes ocurridos fuera del estadio, destacando el buen comportamiento de las aficiones dentro del recinto. Afirma no haber sido consultado sobre posibles cambios de sede o de horario para el encuentro, pero reitera su disposición a acatar las decisiones del club.
Finalmente, Straccia celebra la convocatoria de Gustavo Peredo a la selección nacional, un reconocimiento al mérito del futbolista y a su receptividad a las indicaciones. También proyecta un futuro prometedor para Dener Da Silva, un joven de 18 años de las inferiores del club, a quien describe como fenomenal. Su visión es clara: seguir construyendo un equipo competitivo en Guabirá, con el que aspira a alcanzar metas importantes, manteniendo la palabra y el compromiso como pilares fundamentales de su gestión