El Territorio Indígena Originario Campesino Guaraní de Huacaya ha logrado un hito trascendental en la salvaguarda de su patrimonio natural y cultural con la promulgación de una Ley Autonómica que establece a Mandiyurenda como un nuevo espacio de conservación. Esta iniciativa representa un avance significativo en la protección de la riqueza medioambiental de la región.
Designada oficialmente como Área Natural De Manejo Integrado Y Gestión Comunitaria Del Agua Y Biodiversidad – Serranía De Mandiyurenda, esta vasta extensión se localiza en la provincia Luis Calvo del departamento de Chuquisaca. Abarcando una superficie de 84.716,7 hectáreas, la Serranía de Mandiyurenda es un santuario de vida, albergando una asombrosa diversidad biológica que incluye cerca de 200 especies de flora y más de un centenar de especies de fauna. Entre sus habitantes más emblemáticos se encuentra el majestuoso jaguar (Panthera onca), un símbolo de la biodiversidad local.
Más allá de su valor ecológico, este espacio natural resguarda también la herencia cultural y la memoria viva de sus comunidades. Las poblaciones locales atesoran relatos ancestrales que vinculan este lugar con su identidad, como la leyenda de una gran laguna habitada por una serpiente, cuyo nombre, Mboicobo, se asocia a los cambios climáticos, dando origen al topónimo de una de las catorce comunidades que conforman este territorio.
La serranía de Mandiyurenda desempeña un rol crucial en la reposición hídrica del Chaco chuquisaqueño. Desde sus alturas, nacen vertientes que nutren los cauces fluviales y manantiales, proveyendo de agua a las comunidades de Huacaya y Santa Rosa. La protección de estos ecosistemas, vitales para la subsistencia, fue una de las razones primordiales que impulsaron la creación de esta área protegida.
Huacaya opera bajo un Gobierno Autónomo Indígena Originario Campesino (Gaioc), cuya trayectoria autonómica comenzó en 2009 y culminó en su consolidación en 2024. Este modelo de gobernanza fundamenta sus principios en la democracia participativa, la soberanía territorial y una profunda reverencia por la Madre Tierra.
Expertos en conservación destacan que esta medida representa un avance crucial en la creación de un modelo donde las poblaciones originarias asumen un rol protagónico en la salvaguarda de su patrimonio natural y cultural. Organizaciones especializadas han brindado acompañamiento técnico a lo largo de este proceso, enfatizando la importancia de la gestión comunitaria.
La declaración del Área Protegida Mandiyurenda no se limita únicamente al ámbito legislativo; ya se materializan acciones tangibles en el territorio. Como parte de los esfuerzos de colaboración, se ha concretado el suministro de insumos para la edificación de un tanque de 30.000 litros de agua en la comunidad de Mboicobo. Esta iniciativa subraya que la declaración abre una valiosa oportunidad para contribuir a la conservación de los recursos naturales, especialmente el agua, mediante un esfuerzo mancomunado entre las catorce comunidades que habitan la región