Las intensas precipitaciones que afectan a varias regiones del país han provocado graves consecuencias en Santa Cruz, Cochabamba y La Paz, donde ríos desbordados, inundaciones y deslizamientos han dejado un saldo preocupante de viviendas destruidas, personas desaparecidas y comunidades aisladas. La emergencia ha obligado a numerosas familias a evacuar sus hogares en busca de zonas seguras.
En Santa Cruz, la localidad de Samaipata ha sido declarada en estado de desastre tras los daños ocasionados por las lluvias, especialmente en Achira, donde continúan las labores de búsqueda de dos mujeres desaparecidas y la remoción de grandes acumulaciones de lodo y escombros que cubren calles y viviendas. La situación se complica por la rotura de un oleoducto en la ruta hacia Cuevas, que dificulta el ingreso de ayuda humanitaria y maquinaria pesada para las tareas de recuperación. Además, habitantes de distintas comunidades han solicitado apoyo urgente, ya que la falta de agua potable y la incomunicación afectan a varias zonas debido a la destrucción de redes de distribución y vías de acceso.
El reporte municipal indica que las comunidades de Alto Florida, Alto La Yuruma, Bella Victoria, Bermejo, La Coca Sur, La Coca, Palermo, San Juan del Rosario, Vallecito, Chacras, Paredones, La Misca, Bella Vista y los accesos a El Fuerte han sufrido severos daños. En total, se contabilizan más de 560 viviendas destruidas y alrededor de 1.000 personas afectadas. La agricultura también ha sido golpeada duramente, con 112 hectáreas de cultivos arrasadas y 30 kilómetros de caminos rurales seriamente dañados. La interrupción de servicios básicos como agua y electricidad agrava la situación, por lo que los dirigentes locales solicitan asistencia inmediata para restablecer estos servicios esenciales.
En el norte de Santa Cruz, las crecidas del río Ichilo han anegado comunidades de la Central Puerto Grether, provocando que los residentes busquen refugio en zonas seguras. Las aguas han ingresado a viviendas y a la escuela local, además de inundar cultivos de soya, arroz, cítricos, yuca y plátano, entre otros, afectando también maquinaria agrícola. En Yapacaní, la situación es crítica debido a la amenaza combinada del río Ichilo y la creciente del río Yapacaní, que pone en riesgo a unas 60 comunidades. Técnicos especializados se encuentran en terreno para evaluar los daños y asistir en la evacuación de las familias en peligro.
En Cochabamba, la Gobernación informó que más de 4.000 familias han sido impactadas por el desborde de ríos en cuatro municipios del Trópico. El gobernador realizó una visita a la comunidad de Claros para entregar ayuda humanitaria, incluyendo alimentos y mantas. Paralelamente, el Servicio Departamental de Caminos trabaja en labores de dragado y reencauce para mitigar nuevos desbordes. Equipos de emergencia han sido desplegados para socorrer a los damnificados y evaluar los daños, logrando rescatar con vida a dos personas que estaban desaparecidas. Las localidades de Villa Tunari, Pojo, Puerto Villarroel y Totora son las más afectadas.
El municipio de Pojo enfrenta un aislamiento parcial en comunidades como Diampampa, Río Grande y Pampa Colorada, donde la producción agrícola no puede ser retirada debido a la crecida de los ríos. Además, 15 estudiantes de la unidad educativa San Miguel permanecen retenidos en la escuela, ya que el caudal de agua impide su retorno a casa, afectando también el desarrollo normal de las clases. En total, nueve comunidades en este municipio reportan daños significativos, incluyendo parcelas agrícolas cubiertas por rocas y árboles, así como viviendas inundadas. Se están gestionando equipos pesados para facilitar el transporte de productos agrícolas y la rehabilitación de infraestructuras afectadas, con apoyo tanto municipal como departamental.
En La Paz, el municipio de La Asunta enfrenta nuevamente los efectos adversos de las lluvias, con al menos 20 comunidades afectadas. En la urbanización Villa Esperanza, una mazamorra ha destruido seis viviendas y cubierto calles con lodo y piedras. Aunque no se reportan personas desaparecidas, más de 50 familias han quedado damnificadas y algunas unidades educativas han colapsado. Las escuelas en sectores como Totora, Villa Esperanza, San Antonio y Río Seco presentan accesos bloqueados o están inundadas, impidiendo la asistencia de los estudiantes. Las autoridades locales trabajan en la gestión para declarar el estado de desastre y coordinar la atención urgente a las zonas afectadas.
Las lluvias también han impactado las vías de comunicación en la región. Mientras que desde la terminal Minasa las salidas hacia el norte de La Paz operan con normalidad, el acceso a La Asunta permanece suspendido debido a deslizamientos que han interrumpido el tránsito. La situación demanda una respuesta coordinada para restablecer la conectividad y brindar apoyo a las comunidades más vulnerables.
En conjunto, las recientes precipitaciones han generado una emergencia multidimensional que afecta a miles de familias, infraestructura y producción agrícola en varias regiones, exigiendo esfuerzos conjuntos de autoridades y organizaciones para mitigar el impacto y facilitar la recuperación de las zonas afectadas


