El guardameta Carlos Lampe, figura de Bolívar y de la selección boliviana, regresó al Estadio Nacional de Santiago, en Chile, después de un intervalo de trece meses y diez días. Este recinto, que para muchos representa un hito del fútbol chileno, se ha convertido en un escenario de recurrentes percances para el arquero. En esta ocasión, Lampe pisó el césped santiaguino vistiendo la camiseta de Bolívar para enfrentar a Palestino en el partido de vuelta de los playoffs de la Copa Sudamericana. A pesar de la contundente victoria de su equipo por 3-0, que aseguró el pase a la siguiente fase, el portero cruceño volvió a sufrir un incidente físico.

En septiembre del año anterior, durante un encuentro de Eliminatorias frente a la selección chilena, Lampe había padecido una de las lesiones más graves de su carrera en ese mismo estadio. Corría el minuto 40 del primer tiempo, con Bolivia en ventaja por 1-0, cuando un pase retrasado de Marcelo Suárez, entonces defensor de la Verde, lo llevó a intentar controlar el balón. En esa acción, sufrió una ruptura completa del tendón de Aquiles, desplomándose e impidiéndole continuar. La jugada fue aprovechada por Eduardo Vargas, quien igualó el marcador con el arco desguarnecido, en una acción que generó controversia por la falta de deportividad. Pese al incidente, Bolivia logró reponerse y finalmente ganó el partido por 2-1. La lesión de Lampe, sin embargo, fue severa: requirió intervención quirúrgica y lo mantuvo alejado de las canchas por más de siete meses, marcando su ausencia de este estadio hasta la reciente confrontación.

Esta vez, aunque no se trató de una lesión de ligamentos ni de una baja prolongada, Lampe volvió a experimentar un dolor significativo. En una secuencia de juego que evocó el episodio anterior, José Sagredo le envió un balón hacia atrás. En lugar de despejar de inmediato, Lampe intentó controlar la esférica, pero esta se le fue larga. Un atacante de Palestino lo anticipó y, en la disputa por el balón, terminó pisándolo con fuerza en el empeine del pie izquierdo, provocándole una herida visible.

La jugada no fue sancionada por el árbitro y no influyó directamente en el resultado del partido. Sin embargo, el incidente quedó grabado en la memoria del arquero, quien revivió sensaciones de aquel lugar donde tiempo atrás enfrentó una de las pruebas más duras de su trayectoria. El susto no trascendió a mayores complicaciones, pero el dolor fue real y palpable, como lo evidenció la herida que posteriormente el propio deportista haría pública.

Tras el encuentro, el guardameta compartió una imagen de la lesión en su pie izquierdo, acompañada de un mensaje que combinaba la satisfacción por el triunfo con un comentario sobre el incidente. En su comunicación, destacó la importante victoria de Bolívar y la clasificación a los octavos de final, felicitando también al equipo rival por su esfuerzo. Con un toque de ironía, mencionó que se llevaba algo del Estadio Nacional, aludiendo a la recurrencia de los percances en ese campo, pero enfatizando que lo primordial era el logro deportivo.

La instantánea revelaba la magnitud de la herida en su pie, un recordatorio físico de la contienda, pero también un símbolo de su orgullo por el avance en la Copa Sudamericana. Más allá de las coincidencias del destino, Lampe abandonó el Estadio Nacional con una victoria y una nueva marca, aunque esta vez, afortunadamente, sin la gravedad de la anterior. Al final, el recinto santiaguino dejó otra huella en el arquero cruceño, pero con el alivio de que esta lesión solo será una anécdota más, y con la satisfacción de haber asegurado la clasificación a la siguiente fase de un torneo internacional. Bolívar triunfó, y Lampe, una vez más, demostró su resistencia

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