La ansiedad infantil es uno de los trastornos más diagnosticados en la población infanto-juvenil en la actualidad. Supone uno de los problemas psicológicos con mayor prevalencia en la población y puede repercutir en futuros trastornos si no conseguimos abordarla a tiempo.
En los últimos años los trastornos de ansiedad se han convertido en una de las principales causas de consulta en la práctica clínica diaria. En la infancia pero, estos síntomas de ansiedad suponen un importante factor de riesgo para su desarrollo posterior. Por ello, contamos con la colaboración de la Dra. Loro López, experta en psiquiatría infantil y trastornos de ansiedad.
La ansiedad en los niños, al igual que en adultos, puede ocurrir habitualmente en determinadas situaciones. Se considera un problema cuando interfiere en la vida del niño y produce un deterioro en su vida social, académica o familiar.
¿Cómo podemos identificar esta ansiedad en niños?
La ansiedad es una respuesta básica que experimentamos todos los seres humanos, es nuestra reacción natural al estrés. Hay señales pero, que nos van a orientar a poder identificar la ansiedad en niños.
Los síntomas físicos , o somatizaciones, siendo los más frecuentes la cefalea y el dolor abdominal).
, o somatizaciones, siendo los más frecuentes la cefalea y el dolor abdominal). Señales emocionales , como la tendencia a la irritabilidad, el llanto, el miedo o la preocupación excesiva en ciertas situaciones.
, como la tendencia a la irritabilidad, el llanto, el miedo o la preocupación excesiva en ciertas situaciones. Señales conductuales, como la evitación, el aislamiento, la búsqueda constante de aprobación o las rabietas.
“Es importante diferenciar la ansiedad de los miedos propios de la etapa evolutiva. Estos miedos son normales en el desarrollo de los niños y no deberían suponer ningún riesgo en su desarrollo posterior” apunta la Dra. Loro.
Los síntomas más característicos de la ansiedad infantil
Como ya hemos comentado en el párrafo anterior, la ansiedad infantil puede presentarse a través de múltiples síntomas.
En los niños es muy frecuente que se manifieste con síntomas físicos, como la cefalea o el dolor abdominal. Aunque también fatiga, mareos, diarrea, problemas de concentración, alteraciones del apetito e insomnio sin un motivo médico que lo justifique.
En otras ocasiones puede aparecer miedo o preocupación excesiva a algunas situaciones. Como estar separado de los padres (ansiedad de separación), preocupación en general por el futuro o que ocurran acontecimientos negativos (ansiedad general), miedo a exponerse a situaciones delante de otras personas (ansiedad social) o miedo excesivo a algo específico (fobias).
Según la Dra. Loro en algunos casos pueden aparecer incluso crisis de ansiedad con episodios de miedo intenso, acompañado de otros síntomas físicos como taquicardias, palpitaciones, dificultad para respirar, temblor o sudoración (trastorno de pánico).
“La irritabilidad es otra de las presentaciones de la ansiedad en niños, ya que en muchas ocasiones los niños no llegan a verbalizar sus preocupaciones, pasando estos síntomas desapercibidos” afirma la doctora.
¿Qué factores pueden generar ansiedad a nuestros hijos?
Como sucede con la mayoría de los trastornos psiquiátricos existen diferentes factores que pueden impactar al desarrollo neurológico de los niños. En algunos casos puede existir cierta predisposición genética aunque en otros se debe completamente a factores externos al niño.
La vulnerabilidad genética . Los niños cuyos padres sufren de ansiedad son más proclives a manifestar estos rasgos posteriormente en su desarrollo.
. Los niños cuyos padres sufren de ansiedad son más proclives a manifestar estos rasgos posteriormente en su desarrollo. Una causa biológica , como la alteración en la regulación de ciertos neurotransmisores.
, como la alteración en la regulación de ciertos neurotransmisores. Factores ambientales y precipitantes que la desencadenan. Entre los mas frecuentes encontraríamos la pérdida de un ser querido, separación de progenitores, cambios importantes en la vida (domicilio, ciudad, colegio) o experiencias traumáticas (robo, accidente…) que pueden llegar a producir un trastorno por estrés postraumático y a su vez, un ambiente familiar excesivamente sobreprotector o inconsistente que fomente esta ansiedad.
¿Cómo ha afectado la pandemia al desarrollo de la ansiedad en los más pequeños?
La pandemia ha supuesto un aumento de los casos de ansiedad en niños, llegando algunos estudios a valorar un incremento del doble de la prevalencia de ansiedad en niños durante la pandemia y el desbordamiento de los servicios de Salud Mental Infanto-Juvenil.
Según la Dra. Loro, el aislamiento de nuestros seres queridos, la sensación de incertidumbre, el cumplimiento de normas de convivencia y protección básicas o la ruptura de las rutinas sin contacto con el exterior, sin presencialidad escolar, incrementó la aparición de la ansiedad en este grupo de población a pesar de la vuelta a la “normalidad“.
La pandemia ha supuesto un aumento de los casos de ansiedad en niños, llegando algunos estudios a valorar un incremento del doble de la prevalencia en casos de ansiedad infantil.
“De hecho, también observamos que tantos meses sin acudir al colegio tuvo repercusión en muchos niños que tuvieron dificultades para volver al aula, con repercusión incluso en su rendimiento académico” explica la doctora.
La situación de estrés ha persistido durante muchos meses, con la aparición de varias olas, la permanencia durante muchos meses de medidas restrictivas, y como ya hemos explicado anteriormente, el estrés es una de las causas precipitantes de ansiedad, sobre todo en algunos niños con vulnerabilidad biológica y genética o en aquellos que ya presentaban sintomatología ansiosa previa.
Finalmente ¿Cómo podemos ayudarles?
Cuando los progenitores o en el ambiente escolar se detecta un niño con ansiedad se debe acudir al psiquiatra especialista en infanto-juvenil para valorar el caso y poder dar al paciente las herramientas necesarias para gestionar esta ansiedad.
La primera opción es iniciar terapia cognitivo-conductual (TCC) que se basa en la idea de que nuestra manera de pensar y de actuar afectan la manera en la que nos sentimos. Cambiar nuestro pensamiento o comportamiento va a permitir cambiar nuestras emociones.
“Hay que ayudar a los niños con ansiedad a dejar de evitar sus miedos y exponerles de forma progresiva en un entorno seguro, con herramientas para manejar esta ansiedad, como entrenamiento en técnicas de relajación” añade la doctora Loro.
“Hay que ayudar a los niños con ansiedad a dejar de evitar sus miedos y exponerles de forma progresiva en un entorno seguro”
En los casos más graves existe la opción de añadir tratamiento farmacológico, al igual que en las terapias con los adultos. Los antidepresivos (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina o ISRS) son el tratamiento de elección, con muy buena tolerancia sin a penas efectos secundarios.
En ocasiones, durante un periodo de tiempo breve y hasta que comienza el efecto de los antidepresivos, se pueden recetar ansiolíticos (benzodiacepinas) ya que ofrecen un alivio de los síntomas de ansiedad de forma inmediata, teniendo en cuenta que hay que prescribirlos a corto plazo por el riesgo de tolerancia y dependencia.
La importancia de la visibilidad de los trastornos de salud mental
Para concluir, no debemos olvidar la importancia de la visibilización y detección temprana de los síntomas desde el ámbito de la salud mental para evitar así el desarrollo posterior de otros trastornos.
Asimismo, es necesario contar con el apoyo de los adultos para que el abordaje de estos cuadros médicos sean efectivos.