El Chelsea aseguró su pase a la final de la primera edición ampliada del Mundial de Clubes este martes, tras imponerse por 2-0 al Fluminense. La victoria del conjunto londinense fue cimentada por una destacada actuación de Joao Pedro, autor de ambos tantos.
El delantero brasileño, quien se unió al Chelsea hace apenas seis días y debutó en los cuartos de final el pasado viernes, firmó un doblete sensacional. Sus goles no solo catapultaron a su nuevo equipo a la disputa por el título, sino que también frustraron las aspiraciones del Fluminense, club donde Pedro inició su trayectoria profesional antes de dar el salto al fútbol europeo.
Los Blues se medirán el domingo por el campeonato al vencedor de la otra semifinal, que enfrentará al Paris Saint-Germain y al Real Madrid. Por su parte, el Fluminense, con Thiago Silva como figura central, concluyó su participación en las semifinales, cerrando una notable campaña en el Mundial de Clubes como el último representante de un fútbol brasileño que fue una de las revelaciones del torneo.
El encuentro se disputó en el MetLife Stadium bajo condiciones climáticas desafiantes, con una temperatura de 34 grados Celsius, 46% de humedad y una sensación térmica cercana a los 40 grados al inicio del partido, programado para las 15:00 horas. A pesar del ambiente sofocante, el Chelsea buscó imprimir un ritmo alto desde el pitido inicial. Pedro Neto, posicionado de manera novedosa en la banda izquierda, se erigió como el principal dinamizador del ataque, siendo una amenaza constante durante la primera mitad frente a un Fluminense que incurría en pérdidas de balón peligrosas en zonas comprometidas.
Las primeras advertencias del Chelsea llegaron con un remate de media vuelta de Enzo Fernández desde el punto de penalti y un cabezazo de Tosin Adarabioyo. A la tercera oportunidad, el equipo inglés no perdonó. Nuevamente por el sector de Neto, el esférico llegó a los pies de Joao Pedro en el vértice del área. El brasileño tomó aire, apuntó a la escuadra del palo largo y ejecutó un gol brillante. En un gesto de respeto hacia su antiguo club, no celebró la anotación y ofreció disculpas a la afición.
Amparado en un bloque muy físico y sólido, con el regreso de Moisés Caicedo (quien se retiraría en el último minuto con molestias físicas, sin cambios disponibles para su equipo), el Chelsea controló el desarrollo del partido sin mayores sobresaltos ante un Fluminense que se mostró algo tímido y acusó la ausencia del sancionado Matheus Martinelli. No obstante, el Chelsea se relajó en exceso en un momento dado. Una combinación con Germán Cano dejó a Hércules en una posición inmejorable frente a Robert Sánchez en el minuto 25, y aunque batió al portero por bajo, una magnífica intervención de Marc Cucurella bajo los palos evitó el empate.
El conjunto dirigido por Renato Gaúcho, carente de continuidad en el ataque, volvió a rozar la igualada cuando François Letexier señaló un penalti por mano de Trevoh Chalobah. Sin embargo, tras la revisión del VAR, el colegiado anuló la pena máxima al considerar que la posición del brazo del defensor era natural.
En la reanudación, el Chelsea exhibió nuevamente su vocación ofensiva con un par de disparos lejanos de Caicedo y Cucurella. Pero la tarde estaba destinada a Joao Pedro. En un contraataque, el delantero encontró una autopista por la izquierda ante una defensa rival descolocada. Al igual que en su primer gol, se perfiló perfectamente hacia su pierna derecha y envió un misil que rebotó en el larguero antes de besar la red, sentenciando el 0-2.
El segundo gol impactó profundamente al Fluminense, y los hombres de Enzo Maresca pudieron ampliar aún más la ventaja con ocasiones para Malo Gusto y Christopher Nkunku. Aunque la goleada no se materializó, tampoco llegó el tanto del honor para un Fluminense que, a pesar de intentarlo con todo el corazón, se despidió del torneo con la frente en alto
