En la comunidad de Santa Rosita del Cosar, ubicada en el municipio de Reyes en Beni, los habitantes se encuentran en una situación crítica tras las recientes inundaciones que han devastado sus hogares. Las familias han tenido que improvisar refugios en carpas a lo largo de la carretera, llevando consigo lo poco que pudieron salvar, como ropa, camas y utensilios de cocina.
El viernes por la tarde, fuertes corrientes de agua inundaron las viviendas, obligando a los residentes a huir rápidamente. Una mujer del lugar lamentó la pérdida de sus pollitos y el daño a sus cultivos de arroz, maíz y yuca. La comunidad, enfrentando la adversidad, busca maneras creativas de cocinar y protegerse de las inclemencias del tiempo.
Los representantes de otras comunidades cercanas, como Monte Carlos, Baichuje, San Felipe y Gualaguagua, también han solicitado asistencia a las autoridades, ya que han perdido un puente provisional y sus cultivos han sido severamente afectados. Un comunario expresó la urgencia de la situación, mencionando que están rodeados de agua y carecen de acceso a caminos seguros.
La situación es alarmante, ya que el ganado también ha sufrido pérdidas significativas, con pastos inundados y animales amontonados en espacios reducidos. En San Felipe, donde residen 36 familias, la comunidad se siente atrapada por las aguas.
Francisco Medina, el corregidor de Reyes, ha gestionado la ayuda para que se proporcione un bote a los afectados. Aunque las aguas han comenzado a descender en algunas áreas, las familias aún no pueden regresar a sus hogares. Medina también informó que los pozos de agua han quedado contaminados, por lo que se está distribuyendo agua potable a través de un tanque.
La alcaldesa de Reyes, Mercedes Molina, indicó que son 17 las comunidades afectadas por este fenómeno natural. Sin embargo, la tragedia ha suscitado un espíritu solidario, con varias organizaciones que se han movilizado para llevar alimentos a los damnificados.
Rurrenabaque, otro municipio de Beni, también ha sido duramente golpeado por las inundaciones. En la zona urbana, el agua ha alcanzado medio metro de altura, mientras que en las comunidades el impacto es aún más severo. El gobernador de Beni, Alejandro Unzueta, declaró que tres municipios han sido oficialmente reconocidos como en desastre, y que más de 1,200 familias están sufriendo las consecuencias.
En el ámbito educativo, al menos 38 escuelas han suspendido las clases debido a las inundaciones. El director departamental de Educación, Herlan Callejas, aseguró que se tomarán medidas para reprogramar el calendario escolar una vez que la situación se normalice.
Las evacuaciones continúan en otras regiones, como Santa Cruz, donde se han trasladado familias afectadas por el desbordamiento de ríos. Jhonny Rojas, director de Gestión de Riesgo, reportó que se han realizado rescates en Okinawa, utilizando botes para evacuar a personas vulnerables, incluyendo niños y ancianos.
En Yapacaní, se han reportado daños en 1,717 hectáreas de cultivos de arroz y soya, lo que ha llevado a las autoridades a evaluar la situación para declarar un desastre. Las zonas más afectadas incluyen la Central Los Pozos y la Central 15 de Agosto, donde se han contabilizado pérdidas significativas en la producción agrícola.
Juan Manuel Antony, director de Obras y Cuencas del Searpi, advirtió sobre el impacto negativo en los diques de contención, que han sufrido daños severos debido a la fuerza del agua. Este fenómeno afecta directamente a las áreas productivas, que son vitales para la economía local.
El sistema de alerta temprana ha registrado un aumento en los niveles de varios ríos, lo que indica que la situación podría empeorar si las lluvias continúan.
A nivel nacional, la situación es igualmente alarmante. En Potosí, se están llevando a cabo labores de limpieza en comunidades afectadas por el desbordamiento de lagunas. En Cochabamba, las lluvias han causado estragos en cultivos y caminos, y se han reportado pérdidas humanas.
El Viceministerio de Defensa Civil ha contabilizado 184 municipios con daños, de los cuales 69 han sido declarados en desastre. En total, se estima que 3,550 comunidades han sido impactadas, afectando a cerca de 290,669 familias. La situación es crítica, con un saldo trágico de 46 fallecidos y 11 personas desaparecidas en diversas regiones del país