La serie “Historias de Libertad”, concebida para conmemorar el Bicentenario, presenta en su capítulo titulado “Huelga” una mirada sobre la emblemática huelga de hambre protagonizada por mujeres mineras, un episodio clave en la transición democrática del país. Esta entrega, escrita por Martín Boulocq y codirigida junto a Andrea Camponovo, ha generado expectativas por la reputación de sus creadores, sin embargo, el resultado final ha suscitado críticas por la manera en que aborda la historia y su estructura narrativa.

Uno de los aspectos cuestionados es la aproximación al relato histórico, que parece inclinarse hacia una visión teleológica y presentista. La narrativa tiende a interpretar los acontecimientos como un camino inevitable hacia el presente, simplificando la complejidad de los hechos y personajes involucrados. Este enfoque se refleja en escenas que anticipan sucesos futuros con diálogos y situaciones que no se corresponden con la temporalidad real, generando anacronismos que distorsionan el contexto histórico.

Por ejemplo, la representación del jesuita Luis Espinal incluye un diálogo donde se alude a denuncias que él realizó años después de los hechos que se narran, lo que introduce una perspectiva retrospectiva que no encaja con el momento histórico en que se sitúa la historia. Asimismo, la figura de Domitila Barrios es destacada como la principal impulsora de la huelga, aunque en ese momento su liderazgo no era tan predominante como se presenta, desplazando a otras protagonistas relevantes como Aurora Villarroel de Lora.

El enfoque también muestra una interpretación actualizada de las militantes sindicales y políticas, atribuyéndoles un perfil feminista que no corresponde con las posturas y contextos de finales de los años setenta. De igual manera, la Iglesia Católica aparece con un tono más reaccionario del que reflejaba en aquella época, evidenciando una lectura influenciada por las posiciones contemporáneas.

En contraste, la dirección actoral y la construcción de los diálogos destacan por su sobriedad y naturalidad, aspectos en los que Camponovo y Boulocq demuestran su talento. Sin embargo, la estructura narrativa general resulta simplificada y maniquea, con un tratamiento que se asemeja más a una fábula moral que a un análisis histórico profundo. La película inicia con una escena emotiva y auténtica, pero luego transita hacia reconstrucciones que parecen más teatrales que realistas, especialmente en las asambleas sindicales que se presentan.

La caracterización de las protagonistas carece de claridad y profundidad, alternando entre quejas y discursos abstractos sin un hilo conductor que permita comprender plenamente sus motivaciones y contexto. La trama avanza hacia una serie de pruebas simbólicas que las heroínas deben superar, siguiendo un destino marcado que refuerza la sensación de una narrativa predeterminada y épica.

En conjunto, “Huelga” ofrece una mirada que, aunque bien intencionada y con momentos destacables en la puesta en escena, se ve limitada por una interpretación histórica parcial y una estructura que privilegia el mensaje moral sobre la complejidad de los hechos. Este enfoque reduce la riqueza del episodio histórico a una representación simplificada, que podría recordar más a una lección cívica que a una exploración crítica y profunda de un momento fundamental en la historia social y política del país

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