La llegada de septiembre en Tarija marca un periodo de profunda relevancia, conjugando fervor espiritual con un significativo dinamismo cívico. Este mes invita a la reflexión sobre la renovación de la fe, la esperanza y el compromiso ciudadano, según se ha destacado desde la Misión Gran Río.

Las festividades religiosas, como las de Chaguaya y San Roque, han congregado a una multitud de fieles, evidenciando una arraigada devoción y la búsqueda de fortaleza espiritual en la comunidad. Este despliegue de fe subraya la constante mirada del pueblo hacia lo trascendente en momentos de necesidad.

Paralelamente, septiembre adquiere una dimensión crucial en el ámbito cívico, al anticipar un nuevo proceso electoral. En este contexto, se enfatiza la imperiosa necesidad de que cada ciudadano ejerza su derecho y deber con una responsabilidad informada, priorizando el bien común y la convicción en un porvenir más prometedor. Se sostiene que solo a través de la guía divina es posible forjar tiempos de prosperidad y renovación.

La labor de la Misión Gran Río se mantiene activa y diversificada, extendiéndose tanto en áreas urbanas como en las remotas comunidades rurales del altiplano tarijeño, como Yunchará. Su equipo acompaña a las poblaciones locales mediante retiros espirituales, programas específicos para matrimonios y jóvenes, y proyectos de impacto social. Entre estos se destaca Tu familia es mi familia, una iniciativa dedicada a dignificar el trabajo y asegurar un sustento diario basado en principios de justicia y solidaridad.

Finalmente, se extiende una invitación a la población para que, frente a los desafíos cotidianos, propague un espíritu de optimismo. El inicio de la primavera simboliza un renacer constante, un recordatorio de la voluntad divina de renovar la fe de su gente. La clave reside en abrir el corazón y permitir que esta esperanza se expanda y multiplique en el tejido social