En el corazón de Tarija, la Fiesta Grande en honor a San Roque se erige como una de las expresiones de fe más arraigadas y significativas. Esta celebración, que congrega a miles de devotos, no solo se distingue por el fervor religioso, sino también por un compromiso palpable con la preservación del orden y la disciplina durante sus emblemáticas procesiones.
Para salvaguardar estos principios, una comisión organizadora, integrada por aproximadamente 350 individuos, asume la ardua tarea de supervisión. Estos miembros, quienes en su momento fueron danzarines promesantes, ahora dedican su esfuerzo a la gestión y el resguardo de la festividad. El liderazgo de la comisión recae en Marcelo Gamarra, quien ha destacado la dedicación de este grupo, cuya misión comenzó el 13 de agosto, coincidiendo con la primera procesión del Santo Patrono. Desde entonces, el comité se ha enfocado en asegurar el respeto a las normas y estatutos de la Asociación de Promesantes Danzarines. Un mecanismo clave para este fin es un panel de comunicación donde se difunden observaciones y recordatorios a los participantes.
A pesar de las constantes exhortaciones difundidas a través de canales digitales y avisos internos, se han documentado comportamientos inadecuados, principalmente entre los jóvenes. Las transgresiones más comunes incluyen la omisión del turbante durante el recorrido, el desfile de la mano con acompañantes, la interrupción de la formación y la provocación de altercados, llegando incluso a agresiones verbales y físicas. Un incidente reciente, ocurrido el pasado martes 9, llevó a la incautación del turbante a un danzarín involucrado en actos de violencia. Aunque hubo intentos de intercesión por parte de familiares, se advirtió que una reincidencia resultaría en la desvinculación definitiva del promesante por el resto de la celebración.
Si bien las directrices siempre han existido, este año se ha implementado un equipo operativo robusto para garantizar su estricto cumplimiento. La normativa estipula que cada promesante debe portar el turbante, pañoleta, velo, estalla, coderas, pochillo, pollerín, camisa blanca de manga larga, medias de tono piel, calzado o alpargatas negras y la flecha. Asimismo, la asistencia a los ensayos oficiales, según los horarios establecidos por los maestros de danza, es de carácter obligatorio.
Las faltas se estructuran en tres categorías. Las leves abarcan la ausencia a ensayos o reuniones, el levantamiento del velo en espacios públicos, la interacción con personas ajenas a la danza o el trato inapropiado hacia directivos o el público. Las graves incluyen la reiteración de faltas leves, el abandono no autorizado de la procesión, la participación en estado de embriaguez, el incumplimiento del orden de la fila o la asistencia a eventos no religiosos sin permiso. Finalmente, las faltas gravísimas conllevan la expulsión irrevocable de la asociación, implicando la pérdida de aportes y beneficios. Las medidas disciplinarias varían desde una suspensión temporal y la retención del turbante hasta la expulsión permanente en los casos más severos.
En un esfuerzo por fortalecer la disciplina y el respeto, la comisión también ha restaurado prácticas ancestrales. Entre ellas, destaca la reinstauración de la reverencia al santo patrono antes del inicio de cada procesión, un gesto de profundo respeto que formaba parte de la tradición hace décadas.
Con la implementación de estas disposiciones, la Asociación de Promesantes busca salvaguardar la esencia de la Fiesta Grande, asegurando que la manifestación de fe se desarrolle con la debida reverencia y orden, y evitando que episodios aislados empañen una de las expresiones religiosas y culturales más trascendentales de Tarija. La agenda festiva culminará el próximo martes con el esperado acto de clausura de San Roque, un momento de profunda congregación para miles de devotos en la capital chapaca