Cochabamba se convierte esta semana en el epicentro de la reflexión y el diálogo a través de la pantalla grande, albergando el Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos “Bajo Nuestra Piel”. Este evento cinematográfico busca fomentar la conciencia sobre la trascendental importancia de los derechos humanos, promover la erradicación de toda forma de discriminación y cultivar valores fundamentales como el respeto, la dignidad inherente al ser humano, la libertad, la justicia, la igualdad y la solidaridad.
La programación dio inicio el miércoles, con proyecciones que comenzaron a las 19:00 horas en el Centro Pedagógico y Cultural Juan Wallparimachi, situado en la calle Los Álamos 426, zona Beijing. La jornada incluyó el cortometraje ‘Deixa’, de Mariana Jaspe, una pieza que explora los últimos momentos de libertad de una mujer antes de la salida de prisión de su esposo. Le siguió ‘Reas’, de Lola Arias, un innovador musical híbrido que sumerge al espectador en las vidas de diversas reclusas en una prisión de Buenos Aires. La narrativa se teje a través de personajes como Yoseli, cuya aspiración de viajar se vio truncada por una detención por tráfico de drogas, o Nacho, un hombre trans que, tras ser encarcelado por estafa, fundó una banda de rock dentro de los muros penitenciarios, ofreciendo una mirada íntima a la diversidad de experiencias y la resiliencia en contextos de privación de libertad.
El jueves, la actividad continuó en el mismo Centro Pedagógico y Cultural Juan Wallparimachi. La audiencia tuvo la oportunidad de ver ‘My beautiful doll’, del director Hesam Dehghani, un filme que aborda la compleja realidad del matrimonio infantil, trascendiendo fronteras geográficas. La historia se centra en Rojan, una joven iraní que desafía las tradiciones ancestrales en una lucha por determinar su propio destino y asegurar su futuro. Posteriormente, se exhibió ‘Impure’, de Rico Herre, una conmovedora historia sobre la mayoría de edad que sigue a June, una niña keniana de doce años, quien al experimentar su primera menstruación en la escuela, se enfrenta a la cruda realidad de la desinformación, la exclusión y el estigma social, inspirándose en sucesos reales para abordar la vergüenza de la época.
La agenda del viernes trasladó las proyecciones a ICREA Casa Cultural, ubicada en la calle Félix del Granado. La sesión vespertina comenzó con ‘A menos que bailemos’, de H. Rippe, una obra que resalta el poder de la unión y el baile como escudo protector para la comunidad afro en Quibdó, Colombia, frente a la delincuencia. La película rinde tributo a su resiliencia y a las vidas perdidas en el camino. A continuación, se presentó ‘Todas las flores’, de Carmen Oquendo, que ofrece una perspectiva íntima de un pequeño burdel en el barrio de Santa Fe, Bogotá, un refugio para trabajadoras sexuales. La cinta contrasta la compleja realidad de esta zona, a menudo sensacionalizada por los medios que se enfocan en la delincuencia, con la auténtica historia y la vida cotidiana de sus habitantes.
El sábado, el Centro Educativo Richard Von Weizäcker, en la avenida Beijing, entre 23 de Enero y Apurimak, fue el escenario de la esperada ‘Larga noche de cortos bolivianos’. Esta jornada especial dedicó su espacio a la cinematografía nacional, presentando una diversidad de temáticas a través de títulos como ‘Misk`i’, ‘Memoria’, ‘No estás sola’, ‘Don Fermín’ y ‘Feminidrags’, ofreciendo una ventana a las narrativas y talentos locales.
Para el cierre del festival, el domingo, las proyecciones regresaron al Centro Educativo Richard Von Weizäcker. La programación incluyó ‘Cosas de chicos’, de Raquel Colera, un relato que sigue a Marta, una niña de 12 años cuya vida en el pueblo experimenta un giro con la llegada de Loren, un chico mayor que introduce la pubertad y los roles de género, desafiando su libertad y las dinámicas de su amistad. La jornada culminó con la proyección de ‘Cuidando al sol’, dirigida por Catalina Razzimi, poniendo fin a una semana de cine comprometido con los derechos humanos