Descubre cómo la psicóloga Mariela Baldivieso recomienda implementar técnicas simples para gestionar el estrés y mejorar la salud mental.
En un mundo donde el estrés es una preocupación creciente, la psicóloga Mariela Baldivieso destaca la importancia de la respiración profunda y la actividad física como herramientas clave para manejar esta carga emocional y mejorar la calidad de vida.
El estrés se ha convertido en una de las principales preocupaciones de salud mental en la sociedad contemporánea. En este contexto, la psicóloga Mariela Baldivieso destaca la importancia de implementar estrategias efectivas para manejar esta carga emocional que afecta a millones de personas. Una de las recomendaciones clave que ofrece es el ejercicio de la respiración profunda, una técnica que, según ella, tiene el potencial de relajación del sistema nervioso central y contribuye a la restauración del equilibrio emocional.
La respiración profunda consiste en inhalar lentamente por la nariz, permitiendo que el abdomen se expanda, y luego exhalar de manera controlada por la boca. Esta práctica no solo ayuda a reducir la ansiedad, sino que también promueve la oxigenación adecuada de las células del cuerpo. Al activar el sistema parasimpático, que es responsable de la respuesta de relajación, la respiración profunda puede disminuir la frecuencia cardíaca, reducir la presión arterial y disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Integrar esta técnica en la rutina diaria, ya sea a través de ejercicios cortos durante el día o en sesiones más largas de meditación, puede ser un cambio transformador en la gestión del estrés.
Además de la respiración, Baldivieso subraya la relevancia de la actividad física como un medio eficaz para combatir el estrés. El ejercicio regular no solo mejora la salud física, sino que también tiene un impacto profundo en el bienestar emocional. La actividad física desencadena la liberación de endorfinas, neurotransmisores conocidos como las hormonas de la felicidad, que pueden inducir una sensación de euforia y disminuir la percepción del dolor. Esto se traduce en un estado de ánimo más positivo y en una mayor resiliencia frente a situaciones estresantes.
Los efectos beneficiosos del ejercicio no se limitan solo a la liberación de endorfinas. La práctica regular de actividades físicas, como correr, nadar o incluso caminar, también puede mejorar la calidad del sueño, aumentar la autoconfianza y potenciar la capacidad cognitiva. Al involucrar el cuerpo en movimiento, se establece un ciclo de mejora continua: al liberar tensión acumulada, se genera un impacto positivo en la salud mental y emocional.
Es crucial que las personas encuentren una actividad física que disfruten, ya que esto aumenta la probabilidad de mantener una rutina a largo plazo. Desde clases de yoga o pilates, que combinan movimiento y respiración consciente, hasta deportes de equipo que fomentan la socialización, hay múltiples opciones para adaptarse a diferentes gustos y estilos de vida. La clave está en la constancia y en la búsqueda de un enfoque integral que contemple tanto el bienestar físico como el emocional.
Baldivieso también sugiere que, además de estas prácticas, es importante desarrollar otras habilidades de afrontamiento que permitan a los individuos gestionar el estrés de manera efectiva. Esto puede incluir la práctica de mindfulness, el establecimiento de límites saludables en las relaciones personales y laborales, así como la búsqueda de apoyo social. Mantener una red de apoyo puede ser fundamental para compartir experiencias y estrategias de manejo del estrés, lo que puede facilitar una mejor adaptación a las presiones cotidianas.
En resumen, la gestión del estrés es un proceso integral que requiere un enfoque multifacético. Las recomendaciones de la psicóloga Mariela Baldivieso, centradas en la respiración profunda y la actividad física, ofrecen herramientas accesibles y efectivas para mejorar la salud mental y emocional. Adoptar estas prácticas no solo promueve un estilo de vida más saludable, sino que también puede contribuir a una mayor calidad de vida, brindando a las personas los recursos necesarios para enfrentar los desafíos que se presentan en el día a día.
El estrés se ha convertido en una de las principales preocupaciones de salud mental en la sociedad contemporánea. En este contexto, la psicóloga Mariela Baldivieso destaca la importancia de implementar estrategias efectivas para manejar esta carga emocional que afecta a millones de personas. Una de las recomendaciones clave que ofrece es el ejercicio de la respiración profunda, una técnica que, según ella, tiene el potencial de relajación del sistema nervioso central y contribuye a la restauración del equilibrio emocional.
La respiración profunda consiste en inhalar lentamente por la nariz, permitiendo que el abdomen se expanda, y luego exhalar de manera controlada por la boca. Esta práctica no solo ayuda a reducir la ansiedad, sino que también promueve la oxigenación adecuada de las células del cuerpo. Al activar el sistema parasimpático, que es responsable de la respuesta de relajación, la respiración profunda puede disminuir la frecuencia cardíaca, reducir la presión arterial y disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Integrar esta técnica en la rutina diaria, ya sea a través de ejercicios cortos durante el día o en sesiones más largas de meditación, puede ser un cambio transformador en la gestión del estrés.
Además de la respiración, Baldivieso subraya la relevancia de la actividad física como un medio eficaz para combatir el estrés. El ejercicio regular no solo mejora la salud física, sino que también tiene un impacto profundo en el bienestar emocional. La actividad física desencadena la liberación de endorfinas, neurotransmisores conocidos como las hormonas de la felicidad, que pueden inducir una sensación de euforia y disminuir la percepción del dolor. Esto se traduce en un estado de ánimo más positivo y en una mayor resiliencia frente a situaciones estresantes.
Los efectos beneficiosos del ejercicio no se limitan solo a la liberación de endorfinas. La práctica regular de actividades físicas, como correr, nadar o incluso caminar, también puede mejorar la calidad del sueño, aumentar la autoconfianza y potenciar la capacidad cognitiva. Al involucrar el cuerpo en movimiento, se establece un ciclo de mejora continua: al liberar tensión acumulada, se genera un impacto positivo en la salud mental y emocional.
Es crucial que las personas encuentren una actividad física que disfruten, ya que esto aumenta la probabilidad de mantener una rutina a largo plazo. Desde clases de yoga o pilates, que combinan movimiento y respiración consciente, hasta deportes de equipo que fomentan la socialización, hay múltiples opciones para adaptarse a diferentes gustos y estilos de vida. La clave está en la constancia y en la búsqueda de un enfoque integral que contemple tanto el bienestar físico como el emocional.
Baldivieso también sugiere que, además de estas prácticas, es importante desarrollar otras habilidades de afrontamiento que permitan a los individuos gestionar el estrés de manera efectiva. Esto puede incluir la práctica de mindfulness, el establecimiento de límites saludables en las relaciones personales y laborales, así como la búsqueda de apoyo social. Mantener una red de apoyo puede ser fundamental para compartir experiencias y estrategias de manejo del estrés, lo que puede facilitar una mejor adaptación a las presiones cotidianas.
En resumen, la gestión del estrés es un proceso integral que requiere un enfoque multifacético. Las recomendaciones de la psicóloga Mariela Baldivieso, centradas en la respiración profunda y la actividad física, ofrecen herramientas accesibles y efectivas para mejorar la salud mental y emocional. Adoptar estas prácticas no solo promueve un estilo de vida más saludable, sino que también puede contribuir a una mayor calidad de vida, brindando a las personas los recursos necesarios para enfrentar los desafíos que se presentan en el día a día.