En las últimas semanas, la actividad comercial en la frontera entre Bolivia y Argentina ha experimentado una notable contracción, evidenciada por una reducción del 70% en el flujo de visitantes argentinos. Esta disminución ha provocado que muchos comerciantes provenientes del interior boliviano regresen a sus lugares de origen, dejando en gran medida la venta en manos de los vendedores locales.
Anteriormente, miles de argentinos cruzaban diariamente la frontera para adquirir una variedad de productos, desde alimentos hasta electrodomésticos y ropa, aprovechando el valor relativo del peso argentino frente a la moneda boliviana. No obstante, la implementación de rigurosos operativos de control contra el contrabando por parte de las autoridades argentinas, junto con el resultado electoral adverso para Javier Milei en las recientes elecciones legislativas, han alterado significativamente esta dinámica comercial, fortaleciendo el peso boliviano en la región fronteriza.
La depreciación del boliviano registrada en meses previos había hecho que los productos nacionales resultaran atractivos para los compradores argentinos, generando un fenómeno conocido como “contrabando a la inversa”, donde mercaderías bolivianas ingresaban al mercado argentino de manera informal.
Según la vicepresidenta del Comité Cívico de Bermejo, Nathalie Gálvez, el descenso en el comercio se debe principalmente a las medidas de control implementadas desde finales de agosto en el lado argentino. El Gobierno argentino movilizó fuerzas de Gendarmería y Policía en las provincias fronterizas, especialmente en el paso Aguas Blancas–Bermejo, con el fin de frenar el tráfico informal de personas y mercancías, además de fortalecer la vigilancia migratoria y aduanera.
Este endurecimiento en los controles ha provocado una reducción significativa en la afluencia de visitantes argentinos, quienes ahora deben realizar trámites migratorios formales, lo que ha ralentizado la actividad comercial. Gálvez indicó que muchos locales comerciales se encuentran actualmente desiertos y que gran parte de los comerciantes que arribaron desde otras regiones bolivianas han regresado a sus ciudades de origen.
La dirigente también destacó que, gracias a estas medidas, los habitantes de Bermejo han recuperado la posibilidad de abastecerse localmente sin necesidad de desplazarse a Tarija, lo que representa un cambio sustancial en la dinámica de consumo de la zona.
En el lado argentino, se ha desplegado un contingente superior a 400 efectivos de Gendarmería, equipados con tecnología avanzada de monitoreo, incluidos drones, para vigilar y cerrar accesos ilegales como el Puerto Karina y el Jardín Botánico, puntos que anteriormente facilitaban el tránsito de mercancías y sustancias controladas.
El fortalecimiento del boliviano frente al peso argentino ha modificado también las preferencias de compra. Actualmente, resulta más conveniente para los residentes cruzar a Argentina para adquirir ciertos productos, debido a precios más bajos en artículos básicos como aceite, arroz y productos de limpieza. Por ejemplo, un bidón de aceite de cinco litros cuesta en Bolivia más de 100 bolivianos, mientras que en Argentina ronda los 85 bolivianos. Sin embargo, la canasta básica familiar en Bermejo mantiene precios elevados, con la carne de res especial a 78 bolivianos y la carne de cerdo entre 50 y 55 bolivianos.
En cuanto a la cotización cambiaria al 16 de septiembre, el tipo de cambio oficial indicaba que 1.000 pesos argentinos se vendían a 8,70 bolivianos y se compraban a 8,30 bolivianos. El dólar se cotizaba en 1.500 pesos argentinos para la venta y 1.450 para la compra, mientras que en bolivianos su valor oscilaba entre 12,40 y 12,90 bolivianos. En el mercado paralelo, el peso argentino se conseguía a aproximadamente 8,50 bolivianos por cada 1.000 pesos.
Respecto a la posibilidad de que la devaluación del peso argentino reactive el contrabando hacia Bolivia, el economista Víctor Hugo Figueroa señaló que es difícil anticipar tal escenario sin considerar los resultados de la segunda vuelta electoral argentina prevista para el 19 de octubre. Además, destacó que las dificultades estructurales de Bolivia, incluidas las reservas internacionales netas, continúan siendo un factor limitante para cambios significativos en la economía fronteriza