El reciente encuentro entre los aspirantes a la vicepresidencia, Edmand Lara y Juan Pablo Velasco, el pasado 5 de octubre, reveló un marcado contraste en sus enfoques políticos y de liderazgo. Mientras Lara adoptó una postura de confrontación, Velasco optó por la serenidad y la presentación de propuestas técnicas. A pesar de sus estrategias diferenciadas, ambos contendientes no lograron satisfacer plenamente las expectativas de los votantes.
Según el análisis de Sergio Vega, el evento fue un reflejo de dos realidades bolivianas divergentes: una caracterizada por la mesura, personificada por Velasco, y otra por la efusividad, representada por Lara. Vega observó que, si bien el público tiende a inclinarse por la vehemencia y el debate acalorado, ambos candidatos manejaron sus intervenciones con astucia. Lara, con su estilo más agresivo, conectó emocionalmente con los sectores populares, una estrategia que, según Vega, explica por qué no le afecta ser asociado con figuras políticas pasadas, buscando así consolidar un bloque de votantes específico. Velasco, por su parte, se enfocó en afianzar el respaldo de emprendedores y el sector empresarial.
La politóloga Ana Lucía Velasco Unzueta expresó su preocupación por el desarrollo del debate. Criticó que, a pesar de las intenciones declaradas de transformar el país, los candidatos no lograron innovar en la dinámica del debate, convirtiendo un espacio crucial para el voto informado en otra plataforma de campaña. Señaló deficiencias en el formato, que impidió un verdadero intercambio de ideas, y la superficialidad con la que se abordaron temas de gran relevancia como la vejez y los subsidios. Un ejemplo de esta superficialidad fue la respuesta de Lara a una pregunta de Velasco sobre el subsidio al combustible, donde el primero evidenció una falta de comprensión sobre la distinción entre subsidiar e importar.
Desde la perspectiva de Rolando Schrupp, el evento fue tanto un debate como un enfrentamiento. Schrupp interpretó la agresividad de Lara como una táctica deliberada, basada en la premisa de que quien ataca primero, toma la delantera. Sin embargo, advirtió sobre las implicaciones de tales actitudes autoritarias si se trasladaran a la gestión legislativa. Aunque Velasco se mostró más técnico, Schrupp consideró que no capitalizó adecuadamente las oportunidades para exponer el desconocimiento de su oponente en materia económica.
José Orlando Peralta coincidió en que ambos demostraron una experiencia política limitada. Describió a Lara como un candidato que buscaba proyectarse como antisistema, mientras que Velasco intentó sin éxito neutralizar la polarización. La analista Claudia Pacheco resumió la percepción general al describir el encuentro como un circo en lugar de un debate, con ataques provenientes de ambos lados, aunque con diferencias en su frontalidad.
Tras la conclusión del inédito debate vicepresidencial, las reacciones de los entornos de campaña no se hicieron esperar. El compañero de fórmula de Lara, Rodrigo Paz, elogió la cordura y templanza de su candidato, proclamando la victoria del vicepresidente del pueblo. Paz defendió la dignidad de los trabajadores y comerciantes, haciendo un llamado contra el racismo y la discriminación, en respuesta a calificativos despectivos usados por la otra parte. Por su parte, Jorge Tuto Quiroga, compañero de fórmula de Velasco, defendió a su candidato, destacando su actitud conciliadora a pesar de los ataques. Quiroga criticó la falta de propuestas del otro lado, sugiriendo que se habían enfrascado en insultos en lugar de ideas.
Las críticas generalizadas de la ciudadanía, analistas e instituciones sobre el formato y desarrollo del debate vicepresidencial han llevado a las autoridades electorales a considerar ajustes significativos. El vocal electoral Tahuichi Tahuichi adelantó que se implementarán cambios para el próximo debate de candidatos presidenciales, programado para el 12 de octubre en La Paz. Entre las modificaciones previstas se encuentran un rol más activo y autoritario para el moderador, así como mejoras en la gestión del tiempo.
En retrospectiva, el primer debate vicepresidencial en Bolivia generó una sensación ambivalente: fue un hito histórico, pero también evidenció una notable inmadurez en su ejecución. Entre propuestas y acusaciones, Lara priorizó el impacto emocional, mientras que Velasco mantuvo una postura de moderación. El electorado, según los expertos, se quedó con la expectativa de un diálogo más profundo y sustancial, que permitiera una decisión más informada sobre quién ocupará el segundo cargo más importante del país