La serranía de Sama, en Tarija, ha visto finalmente el cese de las llamas que la asolaron durante cuatro días. El incendio, que se inició el jueves, fue declarado bajo control este lunes, culminando 96 horas de arduo trabajo y coordinación.

El siniestro, aunque contenido antes de alcanzar las 5.000 hectáreas, dejó una huella devastadora. El balance oficial confirma la pérdida de una vida humana y la destrucción de nueve estructuras habitacionales, de las cuales cinco se ubicaban en la comunidad de Pinos Sud y cuatro en Pampa Redonda.

La contención del fuego fue posible gracias a una extensa operación conjunta que congregó a bomberos voluntarios, efectivos de la Policía Boliviana, miembros de las Fuerzas Armadas, y representantes de las administraciones municipal, departamental y nacional. Las autoridades resaltaron la trascendencia de esta colaboración interinstitucional como factor determinante para sofocar la emergencia y limitar su alcance.

Se destacó que la celeridad en la respuesta y la eficacia de las acciones conjuntas permitieron que las consecuencias fueran significativamente menores en comparación con el evento de 2017, cuando un incendio similar persistió por diez días y arrasó con aproximadamente 13.000 hectáreas. En esta ocasión, la rápida intervención logró contener la amenaza en un período de tiempo considerablemente más corto.

Para asegurar la total erradicación del riesgo, se llevarán a cabo tareas de enfriamiento intensivas durante las próximas 48 horas, con el objetivo de extinguir cualquier foco de calor residual y prevenir una posible reactivación

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