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Sin proponérmelo estoy completando una trilogía de artículos sobre el Sernap (Servicio Nacional de Áreas Protegidas). En un primer artículo lamentaba el despido injustificado de Marcos Uzquiano, Guido García, Gonzalo Gutiérrez y Aníbal Alfaro, guardabosques de diferentes áreas protegidas. Días después, la Defensoría del Pueblo presentó un amparo a favor de Marcos Uzquiano y una sala del Tribunal de Justicia de La Paz ordenó la reincorporación de Uzquiano. Bajo el título de “Algo de Justicia” celebré esta reincorporación en un segundo artículo. En los últimos días me enteré de otros dos despidos, esta vez a cargo del director interino del Sernap, Denis Navarro, quien cesó en funciones al Jefe de Protección de Recursos Naturales de la Reserva de Vida Silvestre Amazónica Manuripi, en Pando. Me refiero al guardaparque Luke López Beyuma (23 años de servicio en el Sernap), junto a Ignacio Huari Palomequi (15 años de servicio).
¿Por qué estos despidos? Pues, por haber iniciado 15 procesos administrativos contra mineros auríferos que ingresaron al área protegida, a más de ocho procesos contra castañeros, además de advertir avasallamientos de tierras fiscales en áreas reservadas. Este estricto cumplimiento del trabajo que les es encargado a los guardaparques parece no ser del agrado de la cabeza o las cabezas políticas del Sernap. ¿Qué está pasando? Que alguien nos explique. ¿Acaso no está bien cumplir con aquello que nos es encomendado?
No podemos olvidar ahora la gran corrupción y desfalco del ex Fondioc (Fondo Indigena Originario Campesino), que osciló entre 182 y 600 millones de bolivianos destinados a proyectos fantasmas, cuentas individuales, etc.  Lo indignante aquí es que hubo chivos expiatorios para distraer a la población sobre el tema. Y queda en la historia infame el calvario de Marco Antonio Aramayo, ex director del Fondioc que denunció las irregularidades, pero resultó siendo él el procesado, apresado y torturado. Víctima de persecución judicial pasó siete años preso en medio de torturas y con 200 procesos que, incluso después de su fallecimiento en abril de 2022, seguían siendo llevados adelante por los “brillantes” jueces bolivianos. De más está decir que no hay culpables, no se recuperó el dinero y todo quedó en la nada.
¿Son los guardaparques despedidos chivos expiatorios? ¿Hay corrupción en el Sernap? ¿Qué convenios políticos existen con avasalladores o interculturales ávidos de tierras? ¿Qué tratos económicos con mineros explotadores de oro? Las entidades gubernamentales deben justificar su existencia con un trabajo eficiente y productivo para beneficio del país y sus habitantes. Estas entidades, sean desconcentradas, públicas descentralizadas, autárquicas, etc. merecerán, seguramente, presupuestos generosos del Tesoro para cumplir sus objetivos.
Si no va a permitir que sus guardaparques cumplan sus labores, si no los va a apoyar con diferentes recursos e insumos, si se está convirtiendo en un brazo operativo del extractivismo, si no le preocupa que las áreas protegidas sean cuidadas, entonces el Sernap sobra. Amarra de manos a sus guardaparques y los echa sin motivos ni explicaciones. Entonces, ¿justifica el Sernap su existencia?.
Quizás si este servicio pudiera pasar a manos de las gobernaciones de cada departamento o alcaldía cercanas a las áreas protegidas, las cosas pudieran mejorar, así “cada panadero cuidaría su pan” de la mejor manera. El centralismo, una vez más, nos muestra sus falencias porque no es lo mismo estar cómodamente sentados en alguna oficina de algún edificio de la ciudad maravilla, siendo la patria tan grande y extensa. 
Caminando
José Mateo Gambarte Flores
Comunicador Social

FUENTE: www.opinion.com.bo/

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