Desde hace un mes, tras delegar funciones debido a problemas de salud, la canciller Celinda Sosa ha estado en el centro de especulaciones sobre su posible reemplazo. En un ministerio marcado por luchas internas y conflictos no resueltos, varios nombres han emergido como candidatos para asumir su cargo.
El 9 de diciembre de 2024, la ministra de la Presidencia asumió interinamente las responsabilidades de Sosa. A un mes de esa fecha, se ha confirmado su regreso a Caracas, un lugar que actualmente acapara la atención geopolítica global. La legitimidad del gobierno de Nicolás Maduro está en entredicho, no solo por líderes tradicionales, sino también por figuras de la izquierda como Lula da Silva, Gabriel Boric y Gustavo Petro.
La noticia sobre el regreso de Sosa fue comunicada por Fernando Pérez, viceministro de Gestión Consular e Institucional y uno de sus colaboradores más cercanos. En un contexto donde el ministerio se ha convertido en un campo de batalla por el poder, la ausencia de Sosa en eventos cruciales a finales de año ha generado inquietud. No participó en actividades significativas en Sucre ni en reuniones ministeriales recientes. Se justificó su ausencia por motivos de salud, aunque su falta ha coincidido con movimientos que sugieren una lucha por la sucesión en un cargo que, aunque atractivo, enfrenta múltiples desafíos, como vacantes no cubiertas y la presión de influencias externas.
El nombramiento de Sosa como canciller sorprendió a muchos, dado su pasado como ministra en la administración de Evo Morales. A pesar de su conexión con Luis Arce, su cercanía con Morales ha suscitado tensiones. La situación se complicó a inicios de noviembre, cuando un grupo de 53 representantes diplomáticos bolivianos firmó una carta reafirmando su lealtad a Arce, en medio de un clima de confrontación política. Días después, se anunció la destitución de tres embajadoras que no apoyaron la carta.
La renuncia de Diego Pary, último canciller de Morales, ocurrió justo antes de Navidad, lo que generó más rumores sobre la inestabilidad en el ministerio. Pary, quien había mantenido su cargo a pesar de las tensiones, decidió dar un paso atrás, en un movimiento que muchos interpretaron como un guiño hacia el evismo. Asimismo, Héctor Arce, un aliado de Morales, asumió un rol en la OEA, lo que ha sido visto como un intento de aumentar su influencia en un posible cambio de liderazgo en la Cancillería.
Entre los nombres que se barajan como posibles sucesores de Sosa están el vicecanciller Elmer Catarina, cercano a Choquehuanca, quien ha visto disminuir su influencia, y Sebastián Michel, embajador en Venezuela y estratega clave en la campaña de Arce.
Por otro lado, la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, podría estar abierta a un cambio en la Cancillería, lo que le permitiría tener más libertad para enfocarse en la campaña electoral.
La gestión de la Cancillería ha enfrentado críticas constantes, no solo por la falta de soluciones a problemas económicos, sino también por su ineficacia en temas como la integración en Mercosur y la relación con países vecinos. La reciente gestión migratoria ha sido manejada por el Ministerio de Gobierno, lo que ha dejado en evidencia la falta de iniciativa del ministerio en asuntos relevantes.
A pesar de las dificultades, Pérez ha asegurado que Sosa está lista para retomar sus funciones, y el año que se avecina promete ser desafiante para la Cancillería