Una reciente operación de las autoridades aduaneras peruanas en el puerto del Callao ha culminado con la interceptación de un significativo cargamento de mercurio de contrabando. El envío ilícito, que había sido despachado desde México y tenía como destino final Bolivia, contenía aproximadamente veinte toneladas de material pétreo triturado, el cual se encontraba impregnado con este metal pesado.
El mercurio es un elemento altamente tóxico, fundamental para la extracción ilegal de oro, una actividad que prolifera en naciones como Bolivia, Perú y Colombia. Su uso indiscriminado no solo contamina gravemente los ecosistemas, sino que también representa una seria amenaza para la salud de las comunidades.
Esta incautación ha permitido desvelar la compleja operativa de una red criminal de alcance internacional. Se ha establecido que el origen de esta sustancia se remonta a Querétaro, México, una zona mundialmente conocida por su producción de mercurio y que, según análisis, opera bajo el control del Cártel de Jalisco, una organización criminal mexicana primordialmente dedicada al narcotráfico y al tráfico de armas.
Análisis especializados han detallado la forma en que este metal es extraído, procesado y comercializado desde minas que se encuentran bajo el dominio de esta facción criminal. Dicha actividad genera enormes ganancias ilícitas, mientras simultáneamente envenena vastas extensiones de ecosistemas y pone en riesgo a poblaciones enteras.
La ingeniosa técnica de camuflaje utilizada en este envío, que consiste en ocultar el mercurio dentro de la piedra chancada, no es una novedad. Se ha documentado que esta misma modalidad ha sido empleada en al menos cincuenta cargamentos anteriores. De estos, una abrumadora proporción del 74% estaba destinada a territorio peruano, lo que subraya la magnitud de este tráfico ilícito en la región