La nación se encuentra inmersa en uno de los escenarios económicos más complejos de la última década. Proyecciones recientes de organismos internacionales han ajustado significativamente a la baja las expectativas de crecimiento, estimando que el Producto Interno Bruto (PIB) apenas se expandirá un 1% en 2025. Esta cifra representa la más modesta de toda Sudamérica y contrasta marcadamente con la previsión inicial del gobierno, que anticipaba un crecimiento del 3,51%. Analistas económicos consideran esta meta como inalcanzable, dadas las circunstancias de deterioro productivo, la persistente escasez de divisas, la limitada disponibilidad de combustibles y una inflación en ascenso.

El crecimiento económico del país se ve severamente restringido por la escasez de moneda extranjera, la deficiencia en el suministro de carburantes y un entorno sociopolítico cada vez más tenso. Las perspectivas para 2026 sugieren un panorama aún más desafiante, con una expansión proyectada del 0,5%, lo que situaría a la economía nacional entre las más rezagadas de América Latina, superando únicamente a países con profundas crisis estructurales.

Con la proyección del 1% para el próximo año, el país se posiciona en el último lugar de la región sudamericana en desempeño económico. Mientras otras naciones como Venezuela, Paraguay y Argentina se perfilan para liderar el crecimiento regional con tasas superiores al 4% e incluso al 6%, y países centroamericanos como Panamá y Costa Rica superan el 3%, la economía nacional apenas supera a aquellas que enfrentan severas crisis sociales o institucionales.

Esta desaceleración económica es atribuida a una combinación de factores internos y externos. Entre los elementos domésticos se destacan la disminución en la producción de hidrocarburos y la ausencia de políticas efectivas de reactivación. A nivel global, inciden la reducción de los precios internacionales de las materias primas y la contracción de la demanda.

Otro informe económico global presenta un panorama igualmente desalentador, proyectando un crecimiento del 0,6% para 2025, lo que lo convierte en el segundo más bajo de América Latina y el Caribe, solo ligeramente por encima de Venezuela. El promedio regional se sitúa en un 2,4%, evidenciando el rezago del país frente a sus vecinos.

La preocupación se intensifica con las estimaciones de inflación, que podrían alcanzar el 20,8% en 2025 y escalar hasta un 26,2% hacia finales de año. Esto colocaría a la nación como la cuarta economía más inflacionaria del continente, superada únicamente por Venezuela, Argentina y Haití. Adicionalmente, se anticipa un déficit en la cuenta corriente del -3,4% del PIB y un ligero incremento en la tasa de desempleo, pasando del 5% en el año en curso al 5,1% en 2025. La ausencia de proyecciones a mediano plazo en algunos análisis internacionales es interpretada por especialistas como una señal de incertidumbre sobre la estabilidad económica futura del país.

Expertos en economía han analizado estas proyecciones internacionales y advierten que la nación ya se encuentra en una recesión técnica. Subrayan que la expectativa de crecimiento gubernamental del 3,5% es inviable en un contexto de baja producción nacional, limitada por la escasez de carburantes, la falta de dólares y una inflación elevada. Cifras oficiales revelan que el PIB nacional decreció un 1,12% en 2024 y se contrajo un 2,4% durante el primer semestre de 2025. Si estas cifras hubieran estado disponibles previamente, las proyecciones de crecimiento para el país habrían sido aún más reducidas.

Los análisis económicos coinciden en que el país enfrenta el agotamiento de su modelo económico, tradicionalmente sostenido por las rentas de los hidrocarburos y un gasto público expansivo, un esquema que ya no puede mantenerse sin mayores ingresos externos o una robusta inversión privada.

La administración entrante, que asumirá funciones en noviembre, enfrentará el monumental desafío de reencauzar la economía, asegurar el abastecimiento de combustibles y restaurar la confianza del sector privado. La magnitud del ajuste necesario dependerá de las decisiones que se adopten en los próximos meses, incluyendo la renegociación de la deuda, el reordenamiento fiscal, la implementación de estímulos productivos y medidas de control inflacionario. No obstante, la nueva gestión ya ha iniciado acercamientos con diversos sectores productivos del país con el objetivo de delinear acciones conjuntas que permitan superar esta crisis

administrator

Related Articles

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recibe noticias en WhatsApp