Bolivia se encuentra en una fase de grave emergencia debido a las intensas lluvias que se prevé continuarán durante al menos un mes. Desde noviembre, las precipitaciones han dejado un saldo de al menos 42 fallecidos y han afectado a cerca de 500,000 personas, según información proporcionada por el viceministerio de Defensa Civil.
El viceministro Juan Carlos Calvimontes informó que se ha emitido una alerta roja, válida hasta el 25 de marzo, por parte del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi). Esta alerta abarca 98 municipios en los departamentos de Cochabamba, La Paz, Chuquisaca, Santa Cruz y Potosí, debido al aumento del nivel de las aguas.
Además, se han declarado dos alertas naranjas que afectan a 116 municipios por las lluvias anticipadas y a 231 municipios por el desbordamiento de ríos en todo el país. Calvimontes enfatizó que las precipitaciones acumuladas podrían oscilar entre 30 y 60 milímetros por metro cuadrado, advirtiendo que el país está atravesando un periodo extremadamente crítico.
Recientemente, un deslizamiento de tierra en un barrio del este de La Paz ha perjudicado a al menos 43 viviendas y ha llevado a la evacuación de 60 familias en una zona de 8 kilómetros cuadrados. Asimismo, el desbordamiento del río Lauca en Oruro ha impactado al pueblo indígena Uru Chipaya, que ha perdido cultivos de quinua y maíz, así como ganado camélido, lo que ha llevado al Gobierno a movilizar asistencia humanitaria.
Las lluvias también han causado derrumbes en importantes carreteras que conectan el occidente y el oriente del país, lo que ha obligado a habilitar rutas alternas para garantizar la movilidad.
Desde el inicio de la temporada de lluvias, se han reportado 42 muertes y siete personas desaparecidas, mientras que 186,056 familias han sido afectadas de diversas maneras. La Paz es el departamento más golpeado por esta crisis, lo que ha llevado a la declaración de emergencia en la región.
El viceministerio ha señalado que marzo es un mes crítico en términos de inundaciones y que se anticipa que la situación se prolongue al menos un mes más, sin poder prever aún el alcance de los daños que las lluvias podrían causar