El encuentro entre Bolivia y Brasil, correspondiente a la última jornada de las Eliminatorias Sudamericanas y disputado en el estadio Municipal de El Alto, estuvo marcado por una decisión arbitral clave que influyó directamente en el resultado final. Un incidente ocurrido en los minutos finales de la primera mitad generó una controversia que requirió la intervención tecnológica.
Durante la jugada, el mediocampista brasileño Bruno Guimarães cometió una falta sobre el boliviano Roberto Carlos Fernández dentro del área penal. En un primer momento, el árbitro principal, el chileno Cristian Garay, no apreció con la claridad suficiente la infracción. Sin embargo, el equipo de videoarbitraje (VAR), encabezado por Rodrigo Carvajal, alertó al colegiado sobre la acción.
Tras ser convocado a revisar la jugada en el monitor a pie de campo, Garay pudo constatar el contacto ilícito de Guimarães sobre Fernández. Esta revisión, asistida por la tecnología, le permitió rectificar su decisión inicial y señalar la pena máxima a favor de la selección boliviana.
Miguelito Terceros fue el encargado de ejecutar el penal, convirtiéndolo en el único gol del encuentro. Este tanto no solo aseguró la victoria de Bolivia por 1-0, sino que también les otorgó la clasificación al repechaje para el Mundial de 2026