La ciudad de Bermejo, ubicada en la frontera con Argentina, experimenta un notable repunte en su actividad comercial, impulsado por el constante flujo de compradores provenientes del país vecino. Este dinamismo económico, si bien ha inyectado vitalidad a la economía local, también ha desencadenado una serie de desafíos urbanísticos y sociales que demandan una intervención urgente por parte de las autoridades.

El crecimiento acelerado del comercio ha provocado una ocupación desordenada del espacio público. Áreas verdes, aceras y calles han sido invadidas por vendedores informales, generando congestión y alterando la fisonomía urbana. Esta proliferación se observa especialmente en las cercanías del paso fronterizo de Las Chalanas, donde zonas que antes eran de esparcimiento han sido transformadas en improvisados puntos de venta. Calles como la José Yache, en las inmediaciones de la avenida Petrolera y Barranqueras, se encuentran prácticamente intransitables para vehículos debido a la expansión sin control de la actividad comercial ambulante.

Paradójicamente, mientras las calles se desbordan de comerciantes, los mercados formales de la ciudad, como El Porvenir y el 2 de Agosto, presentan una baja ocupación. Esta situación plantea interrogantes sobre la efectividad de la planificación urbana y la capacidad de las autoridades para canalizar el flujo comercial hacia espacios designados. La mayoría de los compradores argentinos, atraídos por la diferencia cambiaria, realizan sus adquisiciones apenas cruzan la frontera, sin adentrarse en otras zonas de la ciudad.

A la problemática se suma la llegada masiva de comerciantes de otras regiones del país, incluyendo Santa Cruz, Cochabamba, La Paz y Tarija. Muchos de estos nuevos actores se establecen de manera informal, ocupando cualquier espacio disponible, mientras que otros optan por alquilar locales comerciales. Esta afluencia ha incrementado la competencia y ha ejercido presión sobre los vendedores locales, algunos de los cuales han sido desplazados de sus habituales puntos de venta.

El fenómeno ha tenido un impacto directo en el mercado inmobiliario comercial. Locales que antes se alquilaban por cifras modestas ahora alcanzan precios significativamente más elevados, llegando a quintuplicar su valor en algunos casos. Esta escalada de precios ha dificultado la permanencia de arrendatarios históricos, quienes a menudo son desalojados en favor de nuevos inquilinos dispuestos a pagar tarifas superiores. La lógica del consumo argentino, con su mayor poder adquisitivo en moneda local, también ha distorsionado los precios de bienes y servicios para los residentes de Bermejo, quienes deben afrontar costos incrementados.

Representantes de los gremios locales han corroborado la magnitud del desorden, señalando que la situación ha llegado a afectar a los propios comerciantes establecidos. Han expresado su preocupación por la competencia desleal que representan los vendedores que operan desde vehículos o en espacios no autorizados, sin cumplir con las regulaciones que sí afectan a los comerciantes formales. Se estima que alrededor de quinientos vendedores foráneos han arribado a la ciudad, exacerbando la problemática de ocupación de veredas y pasillos.

El sector del transporte urbano también ha experimentado cambios significativos. La afluencia de visitantes ha atraído a un gran número de taxis de otras ciudades como Tarija y Yacuiba, que operan en Bermejo, especialmente durante los fines de semana, a menudo sin familiaridad con las rutas locales. La congestión en arterias principales, como la avenida Petrolera, ha llevado a que los transportistas eviten ciertas zonas, argumentando que el tiempo de tránsito se ha prolongado considerablemente.

Ante este panorama, el Gobierno Municipal de Bermejo se encuentra ante la compleja tarea de reordenar la actividad comercial. Si bien la administración local reconoce los beneficios económicos que este movimiento fronterizo aporta a través del cobro de patentes y canchaje, también ha admitido la magnitud del descontrol generado por la masiva llegada de comerciantes informales. Se han iniciado operativos de reordenamiento, y las autoridades han señalado que se coordinan acciones con la instancia naval para abordar la situación en la zona de Las Chalanas, buscando establecer un mayor control y organización en un entorno que ha crecido exponencialmente en los últimos meses

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