El Arsenal logró una ajustada victoria frente al Wolverhampton Wanderers, equipo que ocupa la última posición en la tabla y que había sumado apenas dos puntos en las primeras 16 jornadas. El conjunto dirigido por Mikel Arteta necesitó dos goles en propia puerta, uno de ellos en el tiempo de descuento, para mantener su liderato en una jornada marcada por la tensión y la falta de claridad ofensiva.

El encuentro, disputado en el Emirates Stadium, se complicó más de lo esperado para los locales, quienes enfrentaron un planteamiento defensivo muy cerrado por parte del Wolves, que buscó desesperadamente conservar el empate tras igualar el marcador en el tramo final. La afición local mostró su frustración con constantes pitidos debido a la lentitud y falta de contundencia de su equipo.

Durante el partido, el Arsenal tuvo que agradecer no haber sufrido más contratiempos, especialmente después de una acción no revisada por el VAR en la que Eberechi Eze recibió una patada en la cara, y tras una gran intervención del portero José Sá que evitó un gol en un contraataque liderado por Hwang-Hee Chan. Además, el equipo londinense sufrió la baja de Ben White por lesión muscular a los 30 minutos.

En la primera mitad, el Arsenal generó algunas oportunidades de gol, con Gabriel Martinelli como principal protagonista en la ofensiva, aunque sin éxito en la definición. Declan Rice también estuvo cerca de anotar con un disparo desde una falta, que se estrelló cerca del larguero, y un remate que fue detenido por el arquero rival.

El gol que abrió el marcador llegó tras un tiro de esquina ejecutado por Bukayo Saka, que encontró una desviación desafortunada del guardameta Sam Johnstone. La pelota rebotó en los palos y en la espalda del portero antes de entrar en la portería, otorgando al Arsenal una ventaja momentánea que les permitió mantenerse en el partido.

Sin embargo, el Wolves no bajó los brazos y en el minuto 90 logró empatar gracias a un disparo de Sadio Mané que fue desviado por Tolupe Arokodare, cambiando la trayectoria del balón y sorprendiendo al portero Aaron Ramsdale, lo que generó un ambiente de incertidumbre en el Emirates.

En los minutos adicionales, el Arsenal buscó con insistencia el gol de la victoria, que llegó en una jugada confusa cuando un centro hacia Gabriel Jesús fue cabeceado por Yerson Mosquera en intento de despeje, enviando el balón a su propia red y sellando el triunfo para los locales.

Con este resultado, el Arsenal amplió su ventaja en la tabla de posiciones, quedando cinco puntos por delante del segundo clasificado y seis del tercero, aunque ambos equipos aún deben disputar sus partidos de la jornada. Por su parte, el Wolverhampton continúa en una situación crítica, acercándose al descenso con una serie de diez derrotas consecutivas y sin victorias desde finales de octubre, manteniéndose a una distancia considerable de la zona de salvación

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