El presidente de Bolivia, Luis Arce Catacora, ha confirmado públicamente que no se presentará como candidato en las elecciones generales programadas para agosto de 2025. Tras la finalización de su actual mandato, el jefe de Estado ha manifestado su intención de regresar a la docencia universitaria. No obstante, ha asegurado que su decisión de no buscar la reelección no implica un retiro de la esfera política, sino que continuará defendiendo activamente el proceso de cambio desde el ámbito académico.
Esta determinación de no postularse, según lo expresado por el propio mandatario, se enmarca en un contexto político que considera adverso y en lo que ha calificado como una campaña de desprestigio en su contra. Subrayó que su enfoque político se basa en principios, ética y la presentación de propuestas concretas, distanciándose de lo que percibe como tácticas fundamentadas en calumnias, acusaciones infundadas y ataques personales, haciendo referencia a alegaciones que involucran a miembros de su familia.
En cuanto al Movimiento Al Socialismo (MAS), Arce rechazó la idea de que la organización esté debilitada. Por el contrario, afirmó que el partido permanece vibrante en cada ciudadano boliviano de origen humilde y trabajador. Describió al MAS no como una entidad individual, sino como la expresión del pueblo organizado, sosteniendo que su existencia perdurará mientras persistan las desigualdades en Bolivia.
El presidente también dirigió críticas a las propuestas económicas de la oposición, a las que calificó como una revisión del antiguo modelo neoliberal. Advirtió sobre las posibles repercusiones de tales políticas, incluyendo el aumento del desempleo, la privatización de empresas estatales, la liberalización del tipo de cambio y la supresión de subsidios, enfatizando que estas medidas recaerían desproporcionadamente sobre los sectores más pobres de la población.
Recordó las elecciones de 2020, donde obtuvo una victoria con el 55% de los votos, a pesar de que las encuestas previas le otorgaban un porcentaje significativamente menor. Este resultado, según su análisis, demostró la conciencia del pueblo boliviano sobre las consecuencias del neoliberalismo y su preferencia por el proceso de cambio, una elección que, en su opinión, se repetirá.
Respecto a los comicios de 2025, el Ejecutivo, bajo su dirección, se comprometió a garantizar que las elecciones generales del 17 de agosto se desarrollen con normalidad y en un ambiente de paz. Aseguró que las Fuerzas Armadas y la Policía estarán bajo la supervisión del Tribunal Supremo Electoral durante esa jornada, conforme a lo estipulado por la ley, e hizo un llamado a la firmeza y la responsabilidad.
Arce lamentó que ciertos sectores intenten generar incertidumbre mediante discursos sobre escasez de combustible, falta de dólares y aumento de precios. Advirtió que tales argumentos buscan desestabilizar no solo el proceso electoral, sino también la democracia. En este sentido, denunció una presunta campaña de grupos que, al no haber logrado movilizar a la ciudadanía, estarían interesados en impedir el desarrollo electoral para imponer una agenda política particular.
Finalmente, el presidente concluyó su intervención agradeciendo el respaldo de las organizaciones sociales durante su gestión. Ratificó su intención de permanecer en el país una vez que deje el poder, afirmando su compromiso de enfrentar los desafíos en lugar de evadirlos. Reafirmó su dedicación ideológica, política y filosófica al pueblo boliviano. Desde su futura posición en las aulas universitarias, aseguró que aplaudirá las acciones gubernamentales correctas, pero también denunciará cualquier intento de comprometer los recursos nacionales en beneficio de intereses particulares