Algunos la denominan como insatisfacción crónica y otros como el sufrimiento del cambio. En realidad refleja una situación generalizada y universal, es decir, va más allá de fronteras territoriales, culturales, sociales de edad, género, grupo étnico de pertenencia y de otras dimensiones con las que solemos clasificarnos.
Me explico, en el Principito -ese libro para niños que los adultos deberíamos leer y releer cada cierto tiempo- narra su viaje por 7 planetas (del rey, del vanidoso, del bebedor, del hombre de negocios, del farolero, del geógrafo y la tierra) donde los adultos nos preocupamos por las cifras, el tamaño del planeta, su nombre, cuánto cuesta; sin llegar a comprender en realidad como dice el Principito lo que es la vida. Sin entender el verdadero sentido del viaje; pasamos de uno a otro, primero embelesados y sorprendidos y muy pronto insatisfechos y así seguir al siguiente.
La lluvia me alegra profundamente; no solo por revitalizar las plantitas, sino también por reducir los riesgos de sequía y escasez que ya hemos sufrido en el pasado. Ojalá pudiera tenerla a diario. Sin embargo, no pasan muchas horas antes de que las noticias de desastres en comunidades, destrucción de cultivos y hasta pérdidas humanas me hagan pensar que tal vez el sol sería lo mejor. De igual forma, después de sentirme entumecido por el frío en mi escritorio, salgo casi corriendo, como una vizcacha, para disfrutar del astro rey, pero en minutos me veo buscando refugio en la sombra, porque ya comienza a quemar.
No me refiero al que no encuentra ningún espacio de satisfacción, al que se lamenta siempre de las condiciones que lo condenan, al del sentimiento inamovible de “lamento”. Me refiero a los que buscan o transitan por un camino en la búsqueda de mejora; que en ese esfuerzo luego de logrado cierta meta, tras su “consumo” la insatisfacción los obliga a salir en busca de más.
Si bien la problemática planteada se conecta con lecturas existencialistas que la ven como angustia, náusea o absurdo, en lo cotidiano el desafío es reconocer su presencia y entender sus causas. Es fundamental darle menos importancia a lo que realmente no lo tiene, enfocarse en la rapidez del tiempo y buscar lo esencial, como dice El Principito.
SERENDIPIA
DINO PALACIOS
Ciudadano
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FUENTE: www.opinion.com.bo/