Bolivia revive la experiencia de disputar un repechaje para acceder a una Copa del Mundo, una situación que no es inédita en su historia futbolística. En 1977, la selección nacional protagonizó un enfrentamiento decisivo contra Hungría, en una de las etapas más memorables de su camino hacia el Mundial de Argentina 1978.

En aquel entonces, la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) organizó la clasificación mediante grupos. Bajo la dirección técnica de Wilfredo Camacho, Bolivia logró superar a Uruguay y Venezuela, lo que le permitió avanzar a la denominada “Liguilla de Cali”. Este torneo triangular se llevó a cabo en Colombia y contó con la participación de Brasil y Perú, dos selecciones con gran peso en la región.

La ilusión boliviana se vio frenada por la superioridad de sus rivales. La Verde sufrió una dura derrota de 8-0 frente a Brasil y cayó también 5-0 ante Perú. Estos resultados otorgaron a brasileños y peruanos los boletos directos para el Mundial, mientras que Bolivia, ubicada en el último lugar del triangular, quedó relegada a disputar un repechaje contra un equipo europeo.

Las contundentes caídas provocaron una crisis interna en el fútbol boliviano. El gobierno de la época tomó medidas y decidió intervenir la Federación Boliviana de Fútbol, removiendo a su presidente Mauro Cuéllar y nombrando a Guillermo Bulacia como interventor. En paralelo, el entrenador Wilfredo Camacho fue reemplazado por el alemán Edward Virba, quien trabajó con un plantel renovado en Düsseldorf con el objetivo de estar a la altura del desafío europeo.

El repechaje se inició el 29 de octubre de 1977 en Budapest, donde Hungría impuso su dominio y venció por un contundente 6-0, dejando prácticamente definida la serie. La revancha tuvo lugar el 30 de noviembre en el estadio Hernando Siles, lleno de aficionados que apoyaron a la selección nacional. Bolivia mostró una mejor versión y, aunque perdió 3-2, destacó con dos goles de Carlos Aragonés, dejando una imagen digna frente a un rival de gran nivel.

Con un marcador global de 9-2, Hungría se clasificó para el Mundial, mientras que Bolivia quedó fuera de la competición.

Este repechaje de 1977 permanece como un capítulo significativo en la historia de la selección boliviana, siendo la única ocasión en la que disputó un desempate para acceder a una Copa del Mundo. Ahora, casi cincuenta años después, Bolivia vuelve a tener una oportunidad similar. En marzo de 2026, enfrentará a Surinam en las semifinales y, de avanzar, se medirá con Irak en la final del repechaje intercontinental, con la esperanza de escribir un nuevo capítulo y regresar a un Mundial tras más de tres décadas de ausencia

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