La vibrante calle Linares, conocida popularmente como el “mercado de las brujas”, cautivó a visitantes internacionales durante la reciente ceremonia de posesión presidencial en La Paz. Este emblemático espacio, con sus sombrillas coloridas suspendidas en el aire, el aroma característico del incienso y el palo santo, y las tradicionales mesas dedicadas a la k’oa, un ritual andino en honor a la Pachamama, se convirtió en un punto de encuentro cultural que atrajo la atención del presidente chileno Gabriel Boric y del subsecretario de Estado de Estados Unidos, Christopher Landau.

A pesar de sus diferencias ideológicas, ambos dignatarios optaron por dejar de lado sus posturas políticas para explorar por separado las calles históricas del casco viejo y El Prado paceño. Sin mostrar signos de incomodidad por la altitud, disfrutaron de la gastronomía local, interactuaron con los residentes y turistas, y capturaron momentos con fotografías que reflejaron su experiencia en la ciudad.

El subsecretario Landau, en particular, destacó la singularidad del mercado de las brujas a través de sus redes sociales, describiendo la oferta de remedios herbales, amuletos y fetos de animales disecados que las vendedoras indígenas exhiben. Su presencia discreta, acompañada por una guardia mínima, le permitió mezclarse con los visitantes habituales del área sin generar sorpresa. Sin embargo, algunos transeúntes lo reconocieron mientras exploraba la calle Sagárnaga y se adentraba en Linares, mostrando un genuino interés por las tradiciones locales.

Además de su recorrido por el mercado, Landau visitó la calle Illampu, donde se tomó fotografías con transeúntes, y la joyería Deysi en Sagárnaga. También disfrutó de un paseo en las cabinas de la línea celeste de Mi Teleférico y presenció una presentación de la danza de la Diablada. Su experiencia gastronómica incluyó degustar la salteña, un platillo emblemático paceño, que elogió por su sabor y textura, demostrando habilidad para consumirla sin contratiempos.

Durante su breve estadía, Landau aprovechó para apreciar desde el aire la imponente geografía que rodea La Paz, capturando imágenes de las montañas circundantes que resaltan el potencial turístico de la ciudad. Su promoción de los atractivos locales fue bien recibida en plataformas digitales, generando interés internacional.

En paralelo, el gobierno local impulsa el turismo como una estrategia clave para el desarrollo económico, bajo la dirección de la exdelegada Cintia Martha Yáñez Eid, quien lidera un ministerio sin cartera dedicado a Turismo y Deportes. La iniciativa busca fortalecer la industria sin chimeneas y atraer divisas al país. Según datos de la Cámara Nacional de Turismo, se proyecta que el flujo de visitantes y la generación económica en Bolivia este año serán inferiores a un millón de turistas y mil millones de dólares, respectivamente, metas que el sector privado y las autoridades aspiran a duplicar en el corto plazo.

Por su parte, el presidente Boric también vivió una experiencia cercana al pueblo paceño. Su elección de hospedaje en el hostal Naira, ubicado en la calle Sagárnaga, sorprendió por alejarse de alojamientos convencionales de lujo o de la residencia consular. Esta decisión rindió homenaje a la cantautora chilena Violeta Parra, quien frecuentó ese lugar hace más de cinco décadas y compuso allí algunas de sus obras más emblemáticas, incluyendo “Gracias a la vida”. Boric dejó una placa conmemorativa en el hostal, reconociendo la influencia cultural de Parra y su vínculo con Bolivia.

Durante su recorrido por el centro histórico, Boric visitó la librería Yachayhuasi, donde pasó más de una hora seleccionando libros de política, filosofía y literatura. También exploró la calle de las brujas y otras avenidas tradicionales, saludando a los ciudadanos y aceptando obsequios con cordialidad. Antes de partir, disfrutó de un fricasé en una reconocida chicharronería local, destacando su deseo de fortalecer la hermandad entre los pueblos de la región.

La visita a La Paz también contó con la presencia de otras figuras internacionales, como el expresidente alemán Christopher Wulff, quien expresó su admiración por la ciudad y lamentó no haber podido extender su estadía para explorar más a fondo los atractivos turísticos bolivianos.

En conjunto, estas experiencias reflejan el creciente interés y la apuesta del país por posicionar a La Paz como un destino cultural y turístico de relevancia, aprovechando su riqueza histórica, tradiciones ancestrales y su entorno natural único

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