Una compleja red de actividades delictivas, que incluye dos sicariatos de alto perfil contra un miembro de la policía y un presunto testaferro, ha puesto en evidencia los vínculos entre los narcotraficantes Sebastián Marset y Andrés ‘Coco’ Vásquez. Marset, de origen uruguayo, es objeto de una notificación roja de Interpol que abarca 195 naciones, mientras que Vásquez, de nacionalidad boliviana, se cree que permanece oculto en una localidad del departamento de Beni.
Las investigaciones policiales y los expedientes fiscales en al menos trece causas han identificado a Yerko Iriarte y a los hermanos Oswaldo y Erick Hurtado Aguilera como posibles autores materiales de estos actos criminales. Estos individuos, se ha establecido, operarían bajo las directrices de Vásquez, conocido también como ‘Coco’, desde hace varios años.
Ívar García, conocido como ‘El Colla’, quien se perfila como un presunto testaferro y antiguo socio de Marset, ha aportado elementos que refuerzan estas sospechas. Se ha atribuido a Marset la responsabilidad del secuestro de la madre de la hija de García, un evento que tuvo lugar el 18 de octubre. Asimismo, se ha señalado que Marset residía en la exclusiva zona del Urubó, en Santa Cruz de la Sierra, presuntamente amparado por figuras de alto rango dentro de la Policía Boliviana. Ambas personas fueron liberadas ilesas horas más tarde. A pesar de la gravedad de los hechos, el caso ha sido tratado con notable hermetismo por parte de las autoridades policiales y fiscales, sin que se conozcan avances significativos, y en medio de un llamativo silencio por parte de altas esferas gubernamentales y de la cúpula policial.
García también ha afirmado que el atentado que sufrió en Santa Cruz el pasado mes de septiembre, del cual sobrevivió a pesar de recibir cinco impactos de bala, fue una orden directa de Marset. Evidencia fotográfica, parte de la investigación por legitimación de ganancias ilícitas contra Marset, ilustra una relación de confianza entre ambos, quienes compartían eventos sociales y celebraciones, incluyendo una en Dubai.
Por su parte, Andrés ‘Coco’ Vásquez enfrenta tres órdenes de aprehensión por delitos de narcotráfico, legitimación de ganancias ilícitas y homicidio. Un análisis de los expedientes judiciales sugiere que Vásquez y los hermanos Hurtado Aguilera estarían implicados en al menos trece sicariatos ejecutados entre 2023 y el presente año. Entre las víctimas recientes de esta estructura criminal, presuntamente liderada por Vásquez, se cuenta el abogado Lorgio Saucedo, quien fue acribillado en Warnes el 2 de septiembre. La imputación fiscal indica que la ejecución fue ordenada por Mariano Paz Chávez, alias ‘Piña’, otro individuo vinculado al narcotráfico, y que el suceso fue registrado con el teléfono móvil de Yerko Iriarte, quien, a pesar de estos indicios, ha negado su participación.
Los hermanos Hurtado, por su parte, han sido señalados como los ejecutores materiales tanto del atentado contra Ívar García como del asesinato del capitán José Carlos Aldunate. Ambos crímenes permanecen sin resolución, y sus presuntos autores continúan evadiendo la justicia.
Mientras la presencia de Marset ha generado una considerable incomodidad en el ámbito gubernamental y policial, motivando operativos de búsqueda en el Urubó, Vásquez y los hermanos Hurtado permanecen prófugos, con indicios que sugieren su ocultamiento entre los municipios benianos de Santa Ana de Yacuma y Exaltación (Cayubaba). La información proporcionada por Ívar García ha sido minimizada por el ministro de Gobierno. Hasta el momento, la situación legal de García y el contenido de las declaraciones de su expareja, tras su liberación de un secuestro en el que se presume la participación de Marset, permanecen en la incertidumbre