Un trágico incidente aéreo ocurrido el 4 de octubre en la región de Santa Ana del Yacuma, en el departamento del Beni, ha puesto de manifiesto serias deficiencias en los protocolos de respuesta de las entidades encargadas de la seguridad aeronáutica. Una colisión en el aire entre dos aeronaves de instrucción de la academia de aviación Delta Charlie resultó en la pérdida de dos vidas y generó críticas sobre la actuación de los servicios de búsqueda y rescate.

El suceso se produjo aproximadamente a las 10:30 de la mañana, en la ruta que conecta Cochabamba, Trinidad y Santa Ana del Yacuma. Uno de los aviones, con matrícula CP-3062, tripulado por el instructor Kevin Tapia y el estudiante Mathias Meléndez, logró aterrizar en su destino a pesar de haber sufrido daños considerables. Sin embargo, la otra aeronave, identificada con la matrícula CP-2645, pilotada por el instructor Edson Torrico y el alumno Roit Rengifo, de nacionalidad peruana, desapareció tras el impacto. Su ubicación fue finalmente determinada horas más tarde por pilotos locales.

Asociaciones de pilotos profesionales han denunciado públicamente lo que describen como una falta de eficiencia y responsabilidad por parte de las instituciones a cargo del Servicio de Búsqueda y Salvamento Aeronáutico (SAR). Se señaló que la normativa aeronáutica boliviana establece claramente que el Estado, a través de la Fuerza Aérea, debe asumir la responsabilidad de las labores de búsqueda y rescate en siniestros. A pesar de que la ubicación del avión siniestrado se conoció a primera hora de la tarde, ningún equipo oficial de salvamento y rescate se constituyó en el lugar del hecho, dejando a la tripulación a su suerte.

La crítica se extendió a la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), cuestionando su inacción. Se ha intentado obtener información sobre las medidas tomadas por la DGAC para atender el accidente, incluyendo la hora y el medio por el cual se enteraron del suceso, así como el horario y el medio de despliegue de su personal para investigar. Sin embargo, no se obtuvo respuesta por parte de la dirección de la entidad, incluso después del cierre de edición de los reportes iniciales, a pesar de que esta información no comprometería la investigación técnica en curso.

La entidad que representa al personal aéreo también expresó su desconcierto ante lo que consideran una contradicción: mientras que para ciertas acciones de control existen equipos y personal suficientes, para una misión de búsqueda y rescate crítica, no se disponen de brigadas, equipos o vehículos adecuados.

Fue una comisión integrada por otros pilotos, habitantes de la zona, voluntarios civiles y efectivos policiales, organizada por los responsables de la Escuela de Aviación Delta Charlie, la que se dirigió al lugar del accidente a las 23:00 horas para llevar a cabo el rescate de los cuerpos. El accidente se había conocido a las 11:00 de la mañana, y la ubicación de la aeronave desaparecida se supo solo unas horas después.

Los restos del capitán Tapia fueron trasladados a Cochabamba para ser entregados a sus familiares. En el caso del ciudadano peruano, tras cumplir con todos los trámites pertinentes, incluida la autopsia de ley, su cuerpo fue repatriado a Lima desde La Paz, con la asistencia del personal diplomático del Consulado de Perú.

Respecto a las causas del accidente, ninguna instancia oficial ha adelantado un criterio definitivo. No obstante, se ha reportado que los sobrevivientes se encontraban en estado de shock y, según personal técnico que tuvo contacto con ellos, desconocían que el impacto sufrido en el aire había sido provocado por otra avioneta. Se ha confirmado que ambas aeronaves despegaron de Cochabamba con una diferencia de aproximadamente 15 minutos, como parte de la última etapa de adiestramiento de los alumnos, y contaban con todas las autorizaciones de vuelo requeridas

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