La entidad rectora del fútbol mundial ha formalizado la comunicación directa al Club Jorge Wilstermann y al futbolista brasileño Gustavo Alexandre Barbosa do Nascimento, conocido en el ámbito deportivo como “Gustavinho”, con fecha del 18 de febrero de 2025. Esta acción busca clarificar el proceso, desestimando alegaciones previas sobre posibles omisiones administrativas.
Los antecedentes de esta situación se remontan a septiembre de 2023, cuando la Cámara de Resolución de Disputas de la FIFA dictaminó la obligación del Club Wilstermann de abonar 40.190 dólares a Gustavinho, a raíz de una rescisión contractual considerada injustificada. A esta determinación se añadió la imposición de una restricción para inscribir nuevos futbolistas, aplicable tanto en el ámbito local como internacional, por el lapso de dos ventanas de transferencia consecutivas.
Posteriormente, en diciembre de 2024, el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) concedió una medida cautelar que implicaba la suspensión provisional de dicha penalización. No obstante, el 10 de febrero de 2025, el TAS ratificó íntegramente la resolución inicial de la Cámara de Resolución de Disputas, confirmando así la vigencia de la prohibición para incorporar nuevos elementos al plantel.
El organismo internacional ha señalado que el club cochabambino aún no ha cumplido con las exigencias de la sanción dentro de los plazos estipulados, lo que implica la ejecución completa de la medida. En consecuencia, el Club Wilstermann podrá registrar nuevas incorporaciones a su plantilla únicamente tras haber satisfecho a cabalidad la penalización establecida.
Se ha especificado, además, que esta sanción se circunscribe exclusivamente al litigio con Gustavinho y no guarda relación ni interfiere con otros procedimientos o eventuales penalizaciones que pudieran pesar sobre la institución deportiva.
En un pronunciamiento sobre los valores del deporte, la organización enfatizó que el fútbol debe ser un espacio de respeto, inclusión y paz. Asimismo, lamentó los episodios de violencia que culminaron en agresiones a las instalaciones de la Federación Boliviana de Fútbol. El cuerpo rector afirmó categóricamente que el deporte no debe ser instrumentalizado como vehículo para la incitación al odio o la violencia