En Tarija, la preocupación por el suministro de agua persiste en diversas comunidades rurales, según informó la concejal municipal Marcela Guerrero. Recientemente, el municipio aprobó su Plan Operativo Anual (POA), asignando un 30% del presupuesto de inversión a proyectos relacionados con agua, incluyendo la construcción de atajados y sistemas de riego. Además, se están gestionando recursos a nivel nacional para financiar iniciativas que superan la capacidad económica local.

En aquellas comunidades donde aún no se ha implementado infraestructura para el acceso al agua, se distribuye el recurso mediante cisternas, coordinado por la Subalcaldía. Guerrero destacó que algunas localidades con potencial turístico, como Tolomosita Sud, continúan enfrentando la falta de agua potable y dependen del acarreo para mitigar la sequía. Un informe reciente sobre el abastecimiento en las zonas rurales del Cercado revela que, aunque existen sistemas de cañerías, en muchos casos es necesario realizar perforaciones para nuevos pozos, labor que se busca concretar mediante convenios con la gobernación.

Entre las comunidades afectadas por la ausencia de agua potable se encuentran Santa Ana, Tolomosita Sud, Morros Blancos y parte de Sella, donde el suministro se mantiene a través de cisternas. Por otro lado, en algunas localidades se ha logrado captar agua de vertientes con la colaboración de las mismas comunidades, cubriendo así las necesidades básicas de las familias. Según la concejal, el problema se concentra en un número reducido de comunidades.

En cuanto a la calidad del agua, se llevan a cabo estudios a través de la Subalcaldía para garantizar que el líquido sea apto para el consumo humano. Se presta especial atención a la operatividad de pozos y a la presencia de elementos nocivos como rocas o metales pesados, especialmente en comunidades campesinas. En áreas urbanas, se busca evitar inversiones en perforaciones que no aseguren una calidad adecuada, con el fin de optimizar el uso de recursos públicos.

El tratamiento del agua es otro aspecto relevante. Mientras en algunas comunidades se aplica cloración, en otras depende de la gestión de los Comités de Agua locales. En los barrios, ciertas responsabilidades han sido transferidas a la Cooperativa de Servicio de Agua y Alcantarillado de Tarija (Cosaalt), encargada de supervisar la calidad del agua. En zonas donde persisten los Comités, se realizan controles estrictos y, en caso de detectar contaminación, se suspende el suministro para proteger a los consumidores.

En relación con las fuentes de contaminación, Guerrero señaló que los incendios forestales representan un problema significativo, ya que al llover arrastran residuos hasta las vertientes. Asimismo, el uso de agroquímicos en cultivos cercanos a fuentes hídricas, especialmente en Tolomosa, contribuye a la contaminación cuando las lluvias arrastran estos productos hacia el agua. Prácticas inadecuadas como el lavado de ropa y la disposición de basura en las fuentes también agravan la situación.

Desde el ámbito ambiental, especialistas advierten que la calidad del agua en Tarija se ve afectada por múltiples factores, incluyendo la ausencia de un tratamiento adecuado de aguas residuales y la contaminación por residuos sólidos y plaguicidas. Aunque la actividad minera no es tan intensa como en otras regiones, también incide en la contaminación de las fuentes hídricas. La falta de un manejo sostenible del turismo contribuye a la presencia de desechos como plásticos y pañales en los cuerpos de agua.

En cuanto a las infraestructuras para el tratamiento de aguas, se han implementado proyectos como la micro planta de tratamiento de aguas residuales en San Andrés y una planta para el tratamiento de lodos fecales en Tolomosita Sud, con el objetivo de proteger la represa de San Jacinto. Sin embargo, Guerrero destacó la necesidad de replicar estos proyectos en otras zonas de la ciudad, especialmente en los distritos 7, 8 y 9, para evitar la contaminación y garantizar el acceso a agua segura.

En la actualidad, algunas comunidades como San Jacinto Norte han dejado de consumir agua directamente de la represa hasta que se asegure su calidad. Para financiar estas iniciativas, el Concejo Municipal aprobó una Ley del Fondo de Agua, que permite reunir recursos provenientes tanto del municipio como de organizaciones no gubernamentales, destinados a proyectos de agua potable y sistemas de riego, fortaleciendo así la gestión del recurso hídrico en la región

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