La Selección Boliviana de fútbol sufrió una derrota de dos goles a cero ante su par de Colombia, en un encuentro disputado el pasado jueves en el estadio Metropolitano de Barranquilla, correspondiente a la decimoséptima jornada de las eliminatorias sudamericanas para la Copa Mundial de 2026. El resultado reflejó las dificultades del conjunto boliviano, particularmente en su esquema defensivo, que fue desarticulado por el ataque local.
La retaguardia boliviana mostró una notable desorganización, un factor clave que la escuadra colombiana supo explotar para asegurar la victoria. A pesar de la vulnerabilidad defensiva, el guardameta Carlos Lampe se erigió como una figura destacada, realizando hasta cinco intervenciones cruciales que evitaron una desventaja aún mayor, aunque poco pudo hacer ante la exposición constante a la que fue sometido.
En la línea defensiva, la contribución de jugadores como Diego Medina y José Sagredo por los costados fue limitada, con ambos siendo superados en sus respectivas zonas y sin lograr proyectarse ofensivamente. Luis Haquín y Efraín Morales, por su parte, exhibieron una respuesta tardía en la marcación y una notoria falta de ritmo, con sus esfuerzos personales resultando insuficientes para contener las arremetidas rivales.
El mediocampo boliviano también experimentó serias dificultades. Robson Tome pareció desorientado en el campo, sin lograr imponer su juego ni generar desequilibrio. Ervin Vaca y Gabriel Villamil tuvieron un desempeño irregular; Vaca perdió la mayoría de los duelos individuales, mientras que Villamil alternó breves momentos de control con prolongados lapsos de bajo rendimiento. Moisés Paniagua, ubicado por su banda, fue intrascendente en su accionar.
En el frente de ataque, Roberto Fernández fue el elemento más incisivo, mostrando iniciativa por la banda izquierda, animándose a rematar y generando cierta inquietud en la defensa contraria. Miguel Terceros intentó marcar la diferencia, pero careció de la precisión necesaria, especialmente al momento de conectar el balón frente al arco.
Los cambios introducidos en la segunda mitad buscaron revertir la situación, aunque con resultados mixtos. Yomar Rocha intentó cerrar los espacios defensivos, pero también fue superado. Carmelo Algarañaz no logró imprimir orden ni gravitación en la zona ofensiva. Henry Vaca y Moisés Villarroel aportaron algo de dinamismo, rompiendo la marcación y probando con remates que alertaron al rival. Finalmente, Carlos Melgar intentó asumir la dirección del orden ofensivo, pero el escaso tiempo en cancha le impidió materializar un impacto significativo