La selección nacional de fútbol de Bolivia, bajo la dirección técnica de Óscar Villegas, ha convocado a un grupo de 28 jugadores para afrontar los cruciales encuentros de las eliminatorias sudamericanas contra Colombia y Brasil. Estos compromisos no solo definirán las aspiraciones mundialistas del equipo de cara a la Copa Mundial 2026, sino que también representan una plataforma invaluable para los futbolistas.
Más allá de la trascendencia colectiva, cada integrante del plantel se encuentra ante una oportunidad única para impulsar su carrera, ya sea consolidando un traspaso a una liga extranjera de mayor envergadura o afianzándose en un club más competitivo. Profesionales del ámbito de la representación deportiva en el país sudamericano enfatizan que la participación en instancias decisivas de las eliminatorias, con la posibilidad real de clasificar, eleva exponencialmente el perfil de los jugadores en el mercado internacional. Se anticipa que un éxito en esta fase podría catalizar la transferencia de numerosos talentos a ligas más competitivas en el extranjero, superando la cifra actual. La visibilidad que otorgan las competiciones continentales y las eliminatorias es fundamental para que el talento boliviano figure en el radar del fútbol mundial.
Este escenario evoca el precedente de 1993 y 1994, cuando la clasificación al Mundial de Estados Unidos impulsó una notable migración de futbolistas bolivianos a clubes internacionales, un fenómeno que no se ha repetido con la misma magnitud en décadas recientes. La actual generación tiene ante sí la oportunidad de emular aquel hito.
De los 28 convocados por Villegas, la mitad, es decir, catorce futbolistas, desarrollan su carrera en ligas foráneas, mientras que el resto milita en el campeonato local. Este número de jugadores en el exterior podría incrementarse significativamente si la selección logra su anhelado retorno a la cita mundialista o asegura un puesto en la repesca.
Entre los catorce talentos que compiten más allá de las fronteras nacionales, y sobre quienes recaen gran parte de las esperanzas de la afición, se encuentran: Guillermo Viscarra, del Alianza Lima (Perú); Luis Haquin, del Al-Tai FC (Arabia Saudita); Efraín Morales, del Montreal (Estados Unidos); Diego Arroyo, del Sharkthar (Ucrania); Marcelo Tórrez, del Santos FC (Brasil); Leonardo Zabala, del Cancún FC (México); Diego Medina, del CSKA 1948 Sofía (Bulgaria); Lucas Macazaga, del Leganés (España); Roberto Fernández, del Akron Togliatti (Rusia); Óscar López, del Mallorca (España); Gabriel Villamil, de Liga DUQ (Ecuador); Miguel Terceros, del América-MG (Brasil); Carmelo Algarañaz, del Kalamata (Grecia); y Enzo Monteiro, del FK Auda (Letonia).
La trayectoria de estos catorce profesionales en sus respectivos clubes es variada, algunos consolidándose como titulares indiscutibles, otros buscando minutos desde el banquillo o alternando en el once inicial